- Si se es felíz con lo indispensable, ¿para qué nos esforzamos en progresar, en tratar de darles una mejor vida a nuestras familias si vamos a caer en las extravagancias y los lujos?.
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"No valdrá medio centavo, pero es linda de verdad".
- Letra de La Vecindad del Chavo, de Roberto Gómez Bolaños "Chespirito".
El apoyo de la población a sus gobernantes pasa por dos conceptos básicos de la vida cotidiana de las personas: la seguridad y la economía.
Si durante la campaña a la Presidencia nuestro hoy líder hubiera prometido el mundo feliz al que estamos llegando: "desde mi gobierno llevaremos al pueblo a alejarse del consumismo, las extravagancias y la frivolidad, en busca del bienestar material y el bienestar del alma de la población, que se consigue viviendo solo con lo indispensable", como lo dijo el pasado sábado, "la felicidad no consiste en obtener bienes, riquezas, títulos, fama, lujos, sino en estar bien con nosotros mismos, con nuestra conciencia y con el prójimo", a lo mejor hoy seríamos infelices porque, posiblemente, buena parte de los poco más de 30 millones que votaron por él no hubieran estado dispuestos a perder las "comodidades" que el trabajo duro de años les ha dado a ellos y sus familias.
Hace una semana, en la conferencia matutina del martes 12 de mayo, López Obrador dijo: "nosotros en general tenemos que buscar la austeridad, comprar lo que necesitamos, no consumir de manera enfermiza, si ya tenemos zapatos ¿para qué más? Si ya se tiene la ropa indispensable, sólo eso; si se puede, tener un vehículo modesto para el traslado. ¿Por qué el lujo? Claro, somos libres, pero ya no es el tiempo en que como te veían, te trataban; ahora es al revés, ve uno a una persona así muy extravagante y hasta se aleja uno".
En mis palabras, si se es feliz con sólo lo indispensable, ¿para qué nos esforzamos en progresar, en tratar de darles una mejor vida a nuestras familias si vamos a caer en las extravagancias y los lujos?
Con muy poco temor a equivocarme, creo que así como yo, buena parte de los que me hacen el favor de leer mis artículos tienen más de un par de zapatos y, posiblemente, ropa que no se han puesto en la última semana, es decir, más de la indispensable.
Una de las grandes virtudes de las encuestas es que nos alejan de la visión parcial que tenemos, ya que ésta se basa en lo poco o mucho que vemos en nuestra vida diaria, y nos permiten acceder a una visión más general, estemos o no de acuerdo con ella.
En la quinta y última Encuesta Nacional sobre Cultura y Prácticas Ciudadanas (ENCUP), realizada por el INEGI y la Secretaría de Gobernación del 17 al 28 de agosto del 2012, se preguntó a 3 mil 750 ciudadanos de todo el país: "si tuviera que elegir entre la democracia y el desarrollo económico, ¿qué consideraría más importante?".
Aunque pareciera muy lejos en el tiempo, sólo basta recordar que si había algún sesgo con respecto a ahora era a favor de la democracia, por dos razones: Peña Nieto acababa de ganar las elecciones con más del 60 por ciento del electorado en su contra y con un derrotado Andrés Manuel, quien señalaba “¡fraude!” sin demostrarlo en los tribunales (como lo sigue haciendo), y en el presente estamos en medio de una crisis económica sin precedentes.
Pese a eso, el 49.9 por ciento consideró el desarrollo económico, el 20.8 por ciento la democracia; el 27.2 por ciento que ambas son igual de importantes.
Creo que hoy sería mucho mayor a ese 49.9 por ciento el que preferiría el desarrollo económico a la democracia.
LA DESIGUALDAD DEL NEOLIBERALISMO
Andrés Manuel López Obrador, a quien de acuerdo a su declaración matutina del viernes querían darle mención honorífica por su tesis de licenciatura "La formación del Estado nacional en México", pero no se la pudieron dar porque tenía 7.8 de calificación promedio y el mínimo requerido es de ocho "porque fue muy difícil para mí estudiar", nos iluminó el pasado sábado al compartirnos su más reciente ensayo "La nueva política económica en los tiempos del coronavirus.
Es un documento de 30 páginas que parece un resumen (por no llamarlo refrito) de las mañaneras y los informes de gobierno que ha tenido a bien darnos, pero -para ser consistente- hace un mal uso de las gráficas de apoyo.
Una de las cosas que más hice en el tiempo que trabajé en El Norte fue elaborar y/o revisar información gráfica para que fuera clara para el lector. Y había algo que siempre tratábamos de evitar porque podía generar confusión o, peor aún, podía parecer un error: el contenido de la gráfica debería ir en el mismo sentido de la nota periodística.
Obviamente es un material de apoyo muy valioso, la mayoría de las personas recuerdan más una imagen o gráfica que un texto.
Para reforzar su argumento de que el periodo neoliberal acrecentó la desigualdad y que "su falla de origen consiste en pasar por alto que la simple acumulación de riqueza, sin procurar su equitativa distribución, produce desigualdad y graves conflictos sociales", incluye en la página 25 una gráfica del índice de Gini que sirve para medir la desigualdad, va del 0 al 100, donde 0 es perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 100 la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno) y del crecimiento anual del PIB. Y ¿qué creen?, en ese periodo bajó la desigualdad.
La gráfica empieza en el año 1989, primer año del priísta Carlos Salinas de Gortari, y concluye en el 2018, el último del priísta Enrique Peña Nieto; aunque no se ponen los datos, a todas luces se ve una tendencia a la baja, salvo en el primer sexenio.
En el sexenio salinista, el indice Gini habría cerrado donde empezó en 54.3, en el de Zedillo bajó a 52.6, con Fox cayó a 48.9, con Calderón retrocedió a 48.7 y con Peña descendió a 45.4. En total en los últimos cuatro sexenios la desigualdad disminuyó de 54.3 a 45.4, una mejora nada despreciable de 8.9 puntos, un 16.4 por ciento.
Y concluye: "de modo que nada justifica seguir con la misma política económica y continuar manteniendo el término de crecimiento a secas como parámetro básico de medición del desarrollo nacional. Por eso decimos sí al crecimiento, pero con democracia y bienestar; sí al progreso, pero con justicia porque progreso sin justicia es retroceso".
Si quería reafirmar que fue malo para el país el neoliberalismo, creo que esa gráfica demuestra lo contrario: íbamos por el camino correcto.
También afirma que para enfrentar la situación actual y salir rápido de la crisis económica, su gobierno está apoyando al 70 por ciento de las familias con programas sociales y que "al 30 por ciento de la población con mejores condiciones económicas (con) la posibilidad de hacer negocios, obtener ganancias lícitas y progresar sin trabas o ataduras", de apoyos fiscales “ni pregunten".
Por desgracia, creo que sólo alguien que no sea empresario puede asegurar que hoy está en mejores condiciones que el sexenio pasado para llevar a cabo un nuevo negocio o para mantener vivo el que ya tiene.
De la seguridad, por ahora no es necesario hablar, nadie en su sano juicio diría que estamos mejor que en el sexenio anterior.
Muchos crecimos viendo al "Chavo del 8", seguramente nos hizo pasar muchas horas de risas inocentes y de felicidad, pero no creo que seamos felices si "toda nuestra ropa es un auténtico remiendo".
¡Hasta la próxima semana!
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- Nuestro País y Estado viven su momento más peligroso.
- El virus se está desarrollando con la rapidez de un rayo.
Nuestra estabilidad emocional está sido dañada por el coronavirus. Oleadas de ansiedad, miedo, depresión, ira y consternación nos invaden cotidianamente. Ante la amenaza de contagio miles han perdido la serenidad y el instinto de conservación ha encendido las alarmas de nuestro aparato psíquico.
A seis meses de la aparición de la enfermedad en la ciudad de Wuhan, en la República Popular China, los mexicanos apenas empezamos a comprobar lo letal que puede ser el virus.
Cuando aquel jueves 27 de febrero se dio a conocer el primer caso de un infectado en la Ciudad de México y luego cuando ocurrió el primer fallecimiento el 18 de marzo, nuestra salud mental empezó gradualmente a deteriorarse.
Al principio no atemorizó a los mexicanos la peste que azotaba a los chinos, italianos y españoles. Percibíamos tan distante el peligro que nos tenía sin cuidado un posible contagio, pero luego de enterarnos poco a poco de los detalles de la catástrofe empezamos a sentir miedo e incertidumbre.
Nuestro recelo se incrementó cuando supimos que el COVID-19 estaba provocando grandes males a nuestro vecino, los Estado Unidos, (al día 2 de mayo la enfermedad ha ocasionado 66 mil, 385 muertes).
“Ansiedad, angustia y desesperación”. "Osvaldo Farrés".
En estos días nuestro país y nuestro estado viven su momento más peligroso. El virus se está desarrollando con la rapidez de un rayo.
Los gobiernos federal y local están con las pilas bien puestas dando la batalla para amortiguar los efectos nocivos de la enfermedad.
Las autoridades sanitarias han tomado el control de la crisis y están recomendando seguir algunas medidas que ayudan a prevenir la propagación.
Sin embargo no toda la población hace caso de éstas recomendaciones y los que obedecen y se han recluido en sus casas empiezan a presentar síntomas de deterioro emocional.
La violencia intrafamiliar se han incrementado, el consumo de alcohol y sustancias prohibidas se ha disparado; muchas personas presentan síntomas de ansiedad, depresión, miedo y agresividad.
Este daño colateral debe ser atendido también por nuestro sistema de salud. Si bien es cierto que las autoridades sanitarias se han aplicado con pasión para contar con médicos, enfermeras, hospitales, respiradores mecánicos y pruebas de contagio para atender a los enfermos, la salud mental de la población no está recibiendo la misma atención.
El miedo al contagio, el encierro, el ocio, la pérdida del empleo, la muerte de un familiar a causa del coronavirus, la escases de dinero en los bolsillos, la difusión de noticias falsas y el bombardeo de información apocalíptica están provocando la pérdida del equilibrio emocional en miles de mexicanos.
Frente a esta realidad las autoridades de salud deberán fortalecer y ampliar la prestación de servicios de ayuda psicológica a la población.
Por su parte los medios de comunicación deben continuar con su labor de informar con objetividad y profesionalismo como hasta ahora lo han hecho en San Luis Potosí.
Mientras superamos la contingencia no nos queda más que resistir y tener valor; hacer caso a las recomendaciones de las autoridades sanitarias; cuidar a nuestra familia, hacer ejercicio, aprender a relajarnos, sumergirnos en lo más denso de nuestra espiritualidad, usar las tecnologías de la información para mantenernos comunicados con familiares y amigos y en caso de una situación extrema acudir a un psicólogo o psiquiatra.
Qué más podemos hacer, nuestras emociones seguirán perturbándose durante varias semanas más.
Caras y caretas.
Sospecha de corrupción, tráfico de influencias y conflicto de intereses en el gobierno de la 4T.
Aprovechando la urgencia que tiene el gobierno federal de contar con ventiladores mecánicos para utilizarlos en hospitales con enfermos de CODIV-19, un hijo del director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, de nombre León Manuel, hizo un gran negocio vendiéndole al IMSS (al doble de su precio normal) varios de estos aparatos. Esto ocurrió en el estado de Hidalgo.
Algo se está pudriendo en el gobierno de la 4T. Podríamos estar ante un caso de corrupción y tráfico de influencias.
Se debe investigar por qué se le han adjudicado a este junior de manera directa, sin licitación y sin invitar a otros proveedores contratos por 162 millones de pesos en el IMSS, ISSSTE, Secretaría de la Defensa Nacional y Secretaría de Marina.
Estas compras huelen a podrido. ¿No que ya se había acabado la corrupción?.
- Acusó AMLO a medios de querer sólo contar muertos.
Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que estábamos viviendo una “temporada de zopilotes”.
Criticaba de esta manera la morbosa insistencia de la “prensa amarillista” por saber cuántos muertos habrían en la fase más crítica de la pandemia, en lugar de destacar los esfuerzos que su gobierno está haciendo para erradicar la peste.
“Sólo quieren contar muertos”, les reprochaba el primer mandatario.
Utilizar como metáfora la imagen de esta ave carroñera para denunciar el comportamiento desnaturalizado de algunos mexicanos, es un recurso muy elocuente. Como sabemos el buitre es un animal que se alimenta de animales muertos.
Pero la crítica del Presidente es válida no sólo para la prensa “amarillista”, aplica también para algunos políticos que están aprovechándose de la crisis sanitaria para hacer grandes negocios.
Tal es el caso de León Manuel Bartlett Álvarez, hijo del controvertido Manuel Bartlett Díaz, actual director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a quien se acusa de haber obtenido al menos siete contratos con el Gobierno Federal por un total 162 millones de pesos.
León Manuel Bartlett fue beneficiado con adjudicaciones directas, sin licitación o concurso, para que pudiera vender al IMSS, ISSSTE, Secretaria de la Defensa Nacional y Marina equipo médico.
Mueve a sospecha que esta ventajosa operación comercial se haya realizado en tiempo record y que además casualmente se tratara de equipo médico que en estos momentos es tan necesario para atender a los enfermos de COVID-19.
Me refiero a los famosos ventiladores mecánicos que resultan vitales para salvar enfermos que se encuentran en estado crítico y en riego de muerte.
El retoño de Bartlett vendió al gobierno federal ventiladores mecánicos casi al doble de lo que cuestan en el mercado (cada uno lo encajó en un millón 550 mil pesos, cuando el precio normal anda en los 800 mil pesos).
Hay indicios de que en esta compra hubo complicidades y tráfico de influencias que podrían involucrar a funcionarios del gobierno de la Cuarta Transformación (4T).
Consciente del daño que puede causarle un escándalo como este, el presidente López Obrador ya ordenó a Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, que haga una investigación a fondo.
Congruente y para que no haya dudas, puesto que el combate a la corrupción ha sido su bandera principal, el inquilino de Palacio Nacional señaló el pasado 4 de mayo: "que se haga la investigación; llegamos aquí para limpiar de corrupción al gobierno. Y si resulta responsable esta persona, tiene que ser sancionado; igual el funcionario que entregó este contrato. No voy a permitir la corrupción, ni siquiera en mi familia”.
Muy bien por el Presidente, que con esta postura se muestra implacable frente a la corrupción.
Ahora sólo hay que esperar que Irma Eréndira Sandoval no se convierta en tapadera de la familia Bartlett, como lo hizo en diciembre de 2019 cuando exoneró al actual director de la Comisión Federal de Electricidad después de haber falseado información en su declaración patrimonial.
En aquella ocasión Irma Eréndira concluyó luego de una mugrienta investigación que no había conflicto de interés o enriquecimiento ilícito cuando Manuel Bartlett omitió reportar todos los bienes que posee (25 propiedades con un valor aproximado de 800 millones de pesos).
Conclusión: Prueba de fuego para el gobierno de la Cuarta Transformación (4T).
CARAS Y CARETAS
En voz de Porfirio Muñoz Ledo, decano legislador y uno de los parteros de la 4T: “El imperio de la corrupción se instaló en la pandemia; hay evidencias del trafique de insumos esenciales para atacar el Covid-19”. (6 de mayo de 2020).
- El diagnóstico de AMLO nos pone a pensar que el vaso está medio vacío y que va a seguir vaciándose.
Por Edmundo Crespo Ruiz
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"Yo tengo otros datos".
- Andrés Manuel López Obrador.
En la mañanera del pasado jueves 30 de abril nuestro líder tuvo a bien mostrar tres gráficas que nos dan una luz sobre los "otros datos" que maneja.
Primero, muestra una gráfica con el porcentaje de disponibilidad de camas de hospitalización general por estados ante la crisis sanitaria que estamos padeciendo. Se aprecia que CDMX, BC y Edomex son los que tenían, al 28 de abril, el mayor porcentaje de utilización con 60, 44 y 41 por ciento, y el número nacional en 23 por ciento.
La semana pasada, previo a la conferencia, en varios medios de comunicación se había señalado que hospitales de CDMX ya están militarizados, lanzando la voz de alarma de lo que podría pasar en los siguientes días.
Ante esto, nuestro líder responde con esta gráfica señalando "no tenemos problemas de camas de hospitalización, hay posiblemente un tiempo para ubicar a qué hospital dirigir o atender a un enfermo, pero les voy a mostrar, de cómo estamos en camas de hospitalización. Esto es de terapia intensiva, que esto es lo más preocupante, así estamos; y aquí está el general nacional, 23 por ciento de ocupación de lo que disponemos".
López Obrador resalta el promedio nacional para defenderse de los "ataques de los conservadores" de que ya hay señales de alerta por saturación de algunos hospitales en CDMX.
Si nuestro líder toma sus decisiones para enfrentar la pandemia en base al promedio nacional y no pone atención a las luces amarillas o rojas que se están prendiendo en los estados, para cuando quiera reaccionar puede ser demasiado tarde.
Ante este argumento, me comencé a preocupar de lo que nos espera los siguientes días, pero me duraron muy poco esos malos pensamientos cuando López Obrador remató diciendo "no (es el mayor desafío de mi gobierno el tema coronavirus), yo estoy preparado para enfrentar desafíos, llevo años enfrentando adversidades, he enfrentado a la peor de las epidemias: a la corrupción de México, mejor dicho, la corrupción política. Enfrenté esta peste y la voy a desterrar de México, imagínense si no voy a enfrentar, con el pueblo que tenemos, no hay nada imposible".
Minutos más tarde, defendió la caída del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de este año.
Horas antes, el INEGI dio a conocer la estimación oportuna del PIB con cifras desestacionalizadas (comparables), como es costumbre difundió dos datos: uno con respecto al trimestre previo, una caída del 1.6 por ciento, y otra con respecto al mismo trimestre del 2019, un retroceso 2.4 por ciento. Más allá de discusiones de cuál es la mejor medida en lo personal prefiero el comparativo anual considerando que cada trimestre es una evaluación parcial de cómo vamos en la meta anual; es decir, para mí el dato relevante es una caída del 2.4 por ciento, mal inicio considerando que hasta la segunda quincena nos pegó de frente el Covid-19.
Sin entrar al detalle, López Obrador utilizó el 1.6 por ciento y defendió esta caída, que a todas luces es una señal de alerta, festejando que fue menor a la pronosticada por los especialistas.
"Como estábamos en espera de la noticia sobre la caída de la economía en México y, afortunadamente, fue menos de lo que pronosticaban nuestros adversarios, les traje una lámina, nada más es para llamar al debate, o sea, que no dejemos de debatir".
Y para variar se comparó con expresidentes: "miren, en la crisis de Zedillo el primer trimestre cómo se cayó (-5.7). Está bien el tema de análisis, de discusión, allá es Zedillo, acá es Calderón (-5.1%) y esto es lo de hoy de nosotros (-1.6), del Inegi".
Esto me dio mala espina y consulté los datos de 1995 y 2009, en ambos años el primer trimestre fue el peor de los cuatro. No es por ser ave de mal agüero, pero todo apunta a que en este 2020 el mejor trimestre será el primero, ojalá y me equivoque, pero lo veo muy difícil, sino es que imposible.
Al ver que el diagnóstico era minimizar la luz amarilla, que ya pintaba roja, me volvió la preocupación de lo que nos espera en nuestra economía cuando se acabe el confinamiento.
Y, por fortuna, otra vez nuestro líder me sacó de esos oscuros pensamientos: "lo nuestro es una garantía para la mayoría de la población, porque lo mucho o lo poco que se tiene se distribuye con justicia. Eso es lo que nos da la seguridad de que vamos a salir adelante. Y eso es lo que quiero transmitirle al pueblo de México y agradecerle por su confianza”.
Para cerrar la mañanera, López Obrador me tranquilizó al hablar de la excelente recaudación de impuestos en los primeros cuatro meses del año, la cual reporta un alza del 5.2 por ciento en términos reales, que nos da suficientes recursos para enfrentar la pandemia considerando que ya no hay corrupción y el gobierno va hacia la "pobreza franciscana".
"Esa diferencia que hay se va logrando, entre otras cosas, porque la gente nos está ayudando, está contribuyendo, sabe que sus impuestos están aplicando bien, que no se los están robando, hay confianza. Eso es lo que nos permite estar optimistas".
Pero la tranquilidad me duró poco. Más tarde, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), Enoch Castellanos Férez, se quejaba de que se ha desatado un terrorismo fiscal por parte del SAT ante la caída de la recaudación en abril.
“Si estoy equivocado me gustaría que me desmintieran con datos. No es cierto que tuvieron un aumento en la recaudación, que demuestren cuál ha sido el comportamiento del mes de abril de la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)”, dijo.
Ante eso, busqué el video de la conferencia mañanera y vaya sorpresa: es cierto lo que dijo Castellanos Férez, en la gráfica que el Presidente mostró para presumir el alza en el cuatrimestre vienen también los datos mensuales de abril y se aprecia la caída.
La recaudación de impuestos cayó en términos reales un 15 por ciento, 45 mil millones de pesos menos, y lo peor está por venir.
Ahora si me quedé preocupado. Si nuestro líder tuvo los datos frente a sus ojos y, en vez de prender las alertas por la caída en el último mes, se puso a festejar lo conseguido en cuatro meses, ¿qué nos puede esperar si está haciendo malos diagnósticos viendo sólo luces verdes?.
Este manejo de datos por parte de López Obrador me trajo a la mente el famoso vaso medio lleno o medio vacío y que si eres pesimista lo ves medio vacío. Yo no soy pesimista, pero lo que sí veo es que antes el vaso estaba más lleno y va bajando de nivel, es decir, se va vaciando.
¡Hasta la próxima semana!
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- Lo prudente sería que la refinería de Dos Bocas llevara el nombre del presidente.
- Para recordar que él sí cumple sus compromisos y que ama a su tierra.
Por Edmundo Crespo Ruiz
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“Vamos a construir contra viento y marea, la refinería va, y habrá mucho trabajo”.
- Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, 15 de octubre del 2018 en Tabasco.
He tenido la oportunidad de leer varias opiniones sobre la construcción de la refinería de Dos Bocas en que nuestro líder embarcó a nuestro país, de expertos y no expertos en temas energéticos. Aunque podría haber algún sentido financiero y económico, creo que se va más hacia el lado de que es una mala decisión, sobre todo por la situación financiera actual de Pemex, que por desgracia para el actual gobierno no se borra de un plumazo y, por responsabilidad, debe considerarse al momento de tomar decisiones.
En muchas ocasiones, grandes empresas han tomado la decisión de cerrar o vender negocios que son rentables. La lógica es muy sencilla: cuando se necesita enfrentar compromisos financieros que limitan la disponibilidad de recursos, deben enfocarse en lo más rentable para tratar de asegurar la viabilidad financiera de la empresa; en otras palabras, invertir en una nueva refinería a lo mejor va a resultar rentable, pero el dinero estaría mal invertido si dentro de la compañía hay posibilidades de mayor rentabilidad.
Si Pemex tuviera recursos ilimitados, seguramente las voces que cuestionan la decisión serían mucho menos, pero tan no tiene que están saliendo de los recursos del Gobierno federal en vez de ser destinados, en la actual coyuntura, a salvar de una posible quiebra en el futuro inmediato, no con dádivas sino con crédito y postergación en el pago de impuestos, a empresas privadas.
Cuando hablo de posibles quiebras, me refiero a la respuesta que dio López Obrador al Consejo Coordinador Empresarial, el cual sugiere elaborar un plan para minimizar el impacto económico en las familias y lograr la reactivación del país.
"Si hay una quiebra de una empresa, pues que sea el empresario el que asuma la responsabilidad o los socios o los accionistas, porque el Estado tiene que proteger a todos y no actuar otorgando privilegios para nadie", dijo nuestro líder en la mañanera del jueves 7 de mayo.
Hay voces que piden, si no cancelar, al menos poner en pausa los grandes proyectos de Andrés Manuel López Obrador. Aunque es claro que no son proyectos que deben estar en función de variables de corto plazo, las variables económicas de mediano y largo plazo en la que se sustentan han cambiado considerablemente.
En cuanto al aeropuerto de Santa Lucía se espera que pasen varios años para volver a los niveles de tráfico que se tenían el año pasado en la Ciudad de México. En cuanto al turismo que va a utilizar el Tren Maya, la situación también se ve cuesta arriba, y en la refinería la demanda tardará meses en recuperarse.
Sin mayores problemas podrían postergarse manteniendo su conclusión en este mismo sexenio. Pero, en la lógica de nuestro líder, estos tres proyectos son de los generadores de empleo que van a sacar adelante a nuestro país "rápidamente", posiblemente en vez de postergarlos acelere su ejecución para generar más trabajo en sus zonas de influencia.
Volviendo al tema de la refinería y más allá de si es o no la mejor decisión financiera para Pemex y económica para México, creo que la construcción de la refinería tiene dos fines muy claros.
Uno, electoral, que es poder bajar el precio de la gasolina al tener el control de todo el proceso. Si lo dicho por nuestro líder esta semana es cierto (que el precio actual del petróleo es suficiente para cubrir sus costos de extracción) entonces el nivel actual de precios de la gasolina sería el que prevalecería con la nueva refinería, salvo que ahora sí baje los impuestos a la gasolina que en este gobierno han sido los más altos, al menos de los últimos tres sexenios. Actualmente, tan sólo el IEPS es de 5.74 pesos por litro de gasolina regular.
Y otro mucho más loable: generar empleos permanentes en su natal Tabasco, no importa que sea a costa de la pérdida de empleos en el resto del país, a nadie se le puede acusar de amar la tierra que lo vio nacer.
Por esas dos razones, creo que lo prudente sería llamar a Dos Bocas “Refinería Andrés Manuel López Obrador”, para recordar que él sí cumple sus compromisos y que ama a su tierra.
¡Hasta la próxima semana!
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- Cuide sus consumos caseros con mucha atención.
- No hay agua ni electricidad más cara que la que no se tiene.
Por Edmundo Crespo
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Uno de los efectos negativos del "Quédate en casa" por la cuarentena (que ya se convirtió en dos cuarentenas y va que vuela para ser centena) es el aumento en el consumo de agua y electricidad en los hogares. De acuerdo a reportes oficiales, el alza en ambos servicios ronda el 30 por ciento desde la segunda quincena de marzo hasta la fecha.
Una de las desventajas del pago de los servicios es que primero se consumen y, hasta que llega el recibo, nos damos cuenta de su impacto en el bolsillo, por eso no conviene dejar de lado las recomendaciones de las autoridades de ser más eficientes en el consumo de ambos servicios. Porque, además, el alza en el recibo seguramente será mayor al alza en el consumo.
Tanto la Comisión Federal de Electricidad como la mayoría de los operadores de agua en el país, tienen esquemas de tarifas que van subiendo el precio por unidad consumida en base a intervalos de consumo.
Estos sistemas se fundamentan básicamente en dos conceptos, tarifas bajas o con altos subsidios para los de consumo básico o mínimo, que habitualmente corresponden a las familias de menores ingresos, y tarifas elevadas a los altos consumos para evitar el despilfarro, que en estos rangos habitualmente caen familias que tienen mayor capacidad de pago.
En el caso de la electricidad, la CFE clasifica a sus clientes domésticos en dos tipos de usuarios: los de servicio básico que tienen derecho a subsidio; los de alto consumo, conocidos como DAC, a los que no se les da subsidio. Para cuantificar el impacto de no estar clasificado como DAC, basta con sólo ver su recibo de electricidad viene con el concepto "apoyo gubernamental". El 99 por ciento de los hogares del país están clasificados en servicio básico.
El pasado viernes 17 de abril, en el Diario Oficial de la Federación, en su edición vespertina, la Secretaria de Hacienda publicó el acuerdo mediante el cual en el periodo de la contingencia por el Covid-19, que por el "Quedate en Casa" está provocando que suba el consumo, ningún usuario del servicio básico será reclasificado como usuarios DAC.
Por error, muchos interpretaron (entre ellos algunos medios de circulación nacional) que la CFE no cobraría el excedente en el consumo ocasionado por la actual situación sanitaria a los usuarios, lo cual no es cierto. Cada kilowatt-hora (kwh) que se consuma será cobrado por la CFE y, de no ser pagado por el usuario en tiempo y forma, le cortarán el servicio.
Lo único que está haciendo es evitar que el usuario salga de la zona de subsidio al subir su consumo. Si un usuario ya estaba clasificado como DAC ahí va a permanecer, no sale beneficiado con esta decisión.
Pensará usted que para esas ayudas mejor que no hagan nada, pero la verdad es que para algunos será de mucha ayuda.
Antes de meterme a ver el impacto en los recibos, una anotación: todos los ejemplos los haré con tarifas de la CFE aplicables en Monterrey, que está clasificada como zona 1C porque su temperatura promedio en el verano es de 30 grados centígrados (no se reían, ese es el dato oficial para la CFE), y a partir de este mes y hasta septiembre se aplica la tarifa de verano.
Si el año pasado, en abril, en su hogar consumieron mil kwh y usted no era usuario DAC su recibo fue de 2 mil 270 pesos. Por el confinamiento, este mes el consumo andaría cerca de los mil 300 kwh y su recibo sería de 3 mil 393 pesos, un alza del 50 por ciento, pero si lo clasificaran como DAC su recibo sería de 6 mil 144 pesos, un alza del 171 por ciento; el decreto de la semana pasada le significaría un ahorro nada despreciable de 2 mil 751 pesos.
Como se habrá dado cuenta en el ejemplo anterior, el consumo sube 30 por ciento y el recibo un 50 por ciento, esto es por dos razones: la primera, que a diferencia de los últimos cuatro años del sexenio anterior en que las tarifas bajaron 3.99 por ciento en términos nominales, en este gobierno sí han subido, en los últimos 12 meses se han incrementado entre 3.8 y 4.5 por ciento, mientras la inflación ha sido sólo 2.1 por ciento. Y la segunda, porque la CFE aplica cuatro tarifas dependiendo el consumo de los clientes domésticos de bajo consumo, y el consumo adicional en este nivel de consumo paga la tarifa más alta.
CLIENTES DE BAJO CONSUMO
Ahora, enfoquémonos en el resto de los usuarios. Como les comentaba, el esquema tarifario tiene cuatro intervalos de consumo, veamos el efecto de subir de intervalo en este mes. Los primeros 150 kwh cuestan cada uno 0.860 pesos, del 151 al 300 kwh son a 1.005 pesos, del 301 al 450 kwh pagaría a 1.288 pesos y de 451 en adelante le facturarían 3.436 pesos, son tarifas incluyendo el 16 por ciento de IVA.
El alza del 30 por ciento en el consumo se magnifica en el recibo al subir de intervalo:
* Al subir de 150 a 195 kwh, el recibo sube 35 por ciento de 129 a 174 pesos.
* Al subir de 300 a 390 kwh, el recibo sube 41 por ciento de 280 a 396 pesos.
* Al subir de 450 a 585 kwh, el recibo sube 98 por ciento de 473 a 937 pesos.
Sin duda que los usuarios más afectados son los que suben del tercero al cuarto intervalo. Para saber en qué nivel de consumo se encontraba su familia el año pasado, puede checarlo en el reverso de su recibo de la CFE, ahí vienen sus consumos históricos tanto en kwh como en pesos.
La única manera de evitar este golpe al bolsillo es hacer un uso más eficiente de la electricidad.
EL AGUA
En el caso del consumo de agua usaremos las tarifas de Agua y Drenaje (AyD) de Monterrey para abril, aunque en pesos es habitualmente menor al de la electricidad, la posibilidad de que existan problemas de escasez en los siguientes meses lo hacen un servicio más delicado, basta recordar que no hay agua más cara que la que no se tiene. Hay que pensar en hacer un uso más eficiente no sólo porque suba el recibo, sino porque baje la disponibilidad del vital líquido para los siguientes meses.
El esquema tarifario de AyD en abril se compone de una cuota fija que tiene tres intervalos: en los primeros 6 metros cúbicos (m3) de consumo, 49.32 pesos; de 7 a 10 es de 58.69 pesos; y a más de 10 son 67.83 pesos y de una tarifa en base al consumo, que empieza en 1.73 pesos el primer m3 y sube hasta alcanzar un máximo de 113.56 pesos en el metro cúbico 196.
Para no hacer el cuento largo, sólo pondré tres casos con un alza del 30 por ciento en el consumo:
* Al subir de 10 a 13 m3, el recibo sube 54 por ciento de 127 a 196 pesos.
* Al subir de 20 a 26 m3, el recibo sube 56 por ciento de 293 a 459 pesos.
* Al subir de 30 a 39 m3, el recibo sube 48 por ciento de 575 a 854 pesos.
Ante la contingencia AyD autorizó un subsidio de un mes, que se puede ampliar por más tiempo si es necesario, para 5 categorías de usuarios: tarifa preferencial (jubilados, pensionados, viudos y con capacidades diferentes), usuarios domésticos categoría 1 (solo agua), usuarios en el programa de rescate a usuarios con pagos al corriente (febrero 2020), usuarios categoría C de los municipios no metropolitanos (usuarios de pequeñas cabeceras municipales, poblados y ejidos con alto índice de marginalidad) y los usuarios con categoría pública con giro de asilos y hospitales.
Además se comprometió a no suspender el servicio a ningún usuario (aun siendo moroso) durante la contingencia. Y también a las empresas que sus consumos bajaron porque cerraron se les darán planes de pagos para los meses que se atrasen.
A lo mejor usted es de los afortunados que no tiene que preocuparse por pagar sus recibos cada mes, de ser así felicidades, pero le tengo una mala noticia: más allá de su capacidad de pago, debe de tener presente que no hay agua ni electricidad más cara que la que no se tiene y, si no hacemos un uso eficiente, podemos enfrentarnos a cortes de agua y apagones en los siguientes meses. Más vale prevenir que lamentar, así es que "quédese en casa, pero no desperdicie la luz ni el agua".
¡Hasta la próxima semana!