Su nacimiento y posterior llegada al poder ocurrió con la rapidez de un relámpago. Contra todo pronóstico el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se extendió y conquistó la simpatía de millones de ciudadanos en unos cuantos meses. Esta hazaña fue conseguida por el hoy presidente de la república.

Luego de militar durante 23 años en el PRD, Andrés Manuel López Obrador renunció al Partido del Sol Azteca en septiembre de 2012 para formar su propio partido. Iniciaba así una larga marcha que culminaría el primero de julio de 2018 con una aplastante victoria que lo instalaría en la presidencia de la república. López Obrador ganó con 30 millones de votos, el 53 ciento de la votación. Morena se convirtió así en el nuevo partido hegemónico.

Su llegada al poder no se debió a fortalezas institucionales como partido, sino al arrastre de un líder carismático que logró aprovechar el hartazgo y malestar de la sociedad provocados por la  corrupción y los altos índices de inseguridad.

Desde el inicio de su gobierno López Obrador pintó su raya con Morena. Se separó “oficialmente” como militante para dedicarse a gobernar “para todos”. Esta sana distancia dejó a la deriva a Morena provocando confusión y caos entre sus partidarios. Durante dos años los apoderados de este partido no fueron capaces de afianzar la institucionalidad. No pudieron garantizar un padrón confiable de militantes y para colmo la llegada de la pandemia estropeo la renovación de dirigentes nacionales hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)  les puso un alto y les ordenó llevar a cabo la renovación de sus directivos a través  del método de encuestas.

Así que no será la actual dirigencia nacional encabezada por Alfonso Ramírez Cuéllar la responsable de conducir el proceso electivo, sino el Instituto Nacional Electoral (INE). Esta decisión provocó indigestión a los más poderosos líderes de Morena. Pero a pesar de sus reclamos hoy ya todo está en marcha para elegir a los nuevos dirigentes.

El INE recibió la solicitud de inscripción de 105 morenistas que aspiran a ser los nuevos líderes: 51 buscan la presidencia y 54 la secretaría general. Al final, el pasado sábado 12 de septiembre, aprobó solo 35 solicitudes para la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional y 36 para la Secretaría General.

Para elegir a los nuevos directivos se aplicarán encuestas a población abierta bajo la supervisión del INE. El trabajo de campo estará a cargo de tres prestigiadas casas encuestadoras: Parametría, BGC Ulises Beltrán y Covarrubias y Asociados. El INE  procederá a realizar una primera encuesta del 16 al 22 de septiembre la cual tiene como propósito depurar la lista de aspirantes para que sólo queden seis candidatos. Posteriormente, del 26 de septiembre al 2 de octubre, aplicará una segunda encuesta y dos días después (el 4 de octubre) anunciará a los ganadores.

Como aspirantes a la dirigencia nacional sobresalen el líder de la bancada de Morena en San Lázaro, Mario Delgado, el legendario Porfirio Muñoz Ledo,  la desprestigiada Yeidckol Polevsnky, el joven intelectual Gibrán Ramírez, la inteligente y aguerrida senadora Citlalli Hernández, el diputado Javier Hidalgo, Alejandro Rojas Díaz Durán, Antonio Attolini, la diputada local de la Ciudad de México Donají Alba, el controvertido Flavio Sosa Villavicencio (exconsejero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y la actual secretaria de Mujeres del partido, Carol Arriaga, entre otros muchos.

Morena se juega su futuro. Ha llegado a un punto de quiebre en el que debe definir su perfil como partido. Resolver si finalmente se convierte en una organización abierta a la sociedad; en un espacio sobrio y atractivo, institucional, formador de una nueva generación de demócratas, o si se arraiga como una estructura sectaria, donde solo tengan cabida los “duros”, los intransigentes, los “puros” de izquierda. Pero también hay que apuntar que los nuevos directivos serán los responsables de dar continuidad y consolidar las reformas que impulsa el gobierno de la Cuarta Transformación. No menos importante es el hecho de que los que resulten electos tendrán en sus manos la responsabilidad de las elecciones del próximo año y en 2024 les tocará procesar institucionalmente el relevo de su máximo líder, Andrés Manuel López Obrador. La camarilla ganadora tendrá mayores posibilidades de impulsar a un sucesor del tabasqueño en 2024.

Un último comentario. Mucho influirá el resultado de esta elección interna para definir al candidato a gobernador de Morena en San Luis Potosí. Gabino Morales, Juan Ramiro Robledo, Toño Lorca, Ricardo Gallardo, Primo Dothe, Xavier Nava y hasta uno que otro “externo” están vinculados a los poderosos grupos de Morena que combaten por ganar la dirigencia nacional.  De ahí la importancia de dar seguimiento a este acontecimiento.

Postdata. Información de último momento.

Ayer lunes por la noche El Universal publicó una nota en la que se afirma que: “El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) prevé echar atrás la convocatoria emitida por el Instituto Nacional Electoral (INE) para renovar la dirigencia de Morena por no contemplar la paridad de género y limitar injustificadamente el número de contendientes.

El proyecto de resolución que se discutirá este martes en la Sala Superior del TEPJF establece que la convocatoria emitida por el INE el pasado 4 de septiembre debe ser modificada para no transgredir la paridad de género y no vulnerar el principio de certeza y derecho de la militancia en la elección.

Ya se les hizo bolas el engrudo”.

15 de septiembre de 2020.