- La rapidez con que la autoridad actuó, sorprende.

En apenas cuatro días la Fiscalía General del estado atrapó a un presunto responsable del homicidio de Aurelio Gancedo, ex dirigente estatal del PRI.

La rapidez con que la autoridad ha dado resultados sorprende. No estamos acostumbrado a que la procuración de justicia sea tan rauda y veloz.

Es común que los expedientes de investigación se llenen de polvo y olvido provocando impunidad. Pero todo indica que en esta ocasión los astros se alinearon para favorecer el trabajo de la Fiscalía.

El azar y la providencia actuaron en favor de la autoridad. Perece de película pero así fue.

Esta es la historia.

Detenido por robo desde el pasado sábado, apenas tres días después del trágico suceso, un individuo de nombre Juan Carlos N. fue llevado a los separos de la Policía Ministerial y resulta que al tomarle sus huellas digitales se descubrió que coincidían con las que fueron halladas en el vehículo de Aurelio Gancedo.

Un verdadero golpe de suerte.

Cuentan que el Fiscal estaba recibiendo demasiadas presiones para resolver rápidamente este homicidio y sin esperarlo la diosa fortuna acudió en su auxilio.

Esta prueba, (las huellas), sumada a otras que se obtuvieron con investigaciones de campo, entrevistas, vídeos e interrogatorios hicieron posible que la Fiscalía tuviera un expediente macizo.

Con estas evidencias se solicitó de inmediato a un juez la orden de aprensión para vincular a proceso a Juan Carlos N., quien desde la noche de ayer lunes 27 de enero ya duerme en el Centro de Readaptación Social de La Pila.

El caso que estremeció a la sociedad potosina provocó indignación y condena generalizada. Surgieron de inmediato historias que intentaron encontrar explicaciones al dramático suceso.

Por el perfil de Aurelio Gancedo, un político profesional con una trayectoria destacada que lo llevó a ocupar cargos de importancia en la administración pública estatal y nacional –por ejemplo en la Procuraduría General de la República- una de las primeras especulaciones que irrumpieron en los mentideros políticos fue la que afirmaba que el móvil del asesinato hundía su raíz en esos pantanosos territorios.

Los adictos a buscar explicaciones forzadas utilizaron de inmediato la “Teoría del Complot” y empezaron a afirmar, sin ningún sustento, que la muerte del joven priista era una venganza política.

Otros comentaristas más apocalípticos le echaban la culpa al crimen organizado. Hubo también otros que asociaron el crimen a la compra de un equipo de espionaje (el famoso “Pegasus”) que presuntamente se utilizó para vigilar a periodistas y a enemigo del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Lo cierto es que hasta este momento la hipótesis más sólida es la del “asesino solitario” que actuó motivado por razones oscuras y personales. Poco a poco y conforme avance el proceso jurídico nos habremos de enterar de los detalles.

En los próximos días, es casi seguro que la Fiscalía General del Estado logrará vincular a proceso a Juan Carlos N.

Hasta ahora, el fiscal Federico Garza ha sido sumamente cuidadoso y prudente para no violar el debido proceso y la presunción de inocencia del detenido. Es lo correcto.

Sabe que cualquier error o violación de derechos del presunto responsable puede ocasionar que se le caiga el caso, eventualidad que lo haría quedar en ridículo y que tendría altos costos para la institución que dirige.

Por otro lado, hay que decir que este drama se está analizando no solo en la Fiscalía General del Estado, lamentablemente también está interviniendo el tribunal de las redes sociales –nuestra moderna Inquisición-, ambos utilizando métodos y herramientas antagónicas.

Mientras en la Fiscalía se está atendiendo científica y jurídicamente utilizando métodos de investigación y cuidando los derechos humanos de los familiares de la víctima y del presunto asesino, en las redes sociales los prejuicios, el encono y la desinformación están emitiendo juicios lapidarios que están re victimizando a la familia del martirizado Aurelio Gancedo.

Solo esperamos que al final de un dilatado proceso jurídico que está por venir se llegue a la verdad y se haga justicia.