Si un defensor de derechos humanos tiene la osadía de hablar en favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo corre el riesgo de que una jauría de voces conservadoras intenten comérselo vivo.
Es un tema maldito, pecaminoso y rebelde porque destruye la ideología religiosa que afirma que el matrimonio sólo debe darse entre un hombre y una mujer.
Pero este credo es violatorio de derechos humanos que están garantizados en nuestra Constitución.
Nuestra Carta Magna dice que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en ella y en los tratados internacionales y no podrán restringirse ni suspenderse.
La Ley Máxima del país prohíbe cualquier forma de discriminación motivada por factores que atenten contra la dignidad humana, dentro de los que destacan las preferencias sexuales y el estado civil.
El derecho de toda persona a determinar sus preferencias sexuales constituye un elemento indispensable para la dignidad humana y resulta fundamental para acceder a otros derechos como la autodeterminación, el libre desarrollo de la personalidad, la vida privada, la familia, entre otros.
Desde 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció afirmativamente sobre la legalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Por eso hay que aplaudir que el16 de mayo pasado el Congreso del Estado haya decidido poner fin a la violación de derechos fundamentales al aprobar modificaciones al Código Familiar para que a partir de ahora los matrimonios igualitarios puedan realizarse sin ninguna traba.
En las modificaciones a esta ley se establece que el matrimonio es una unión civil entre dos personas, eliminando la anterior definición que indicaba que era la unión entre un hombre y una mujer.
¿Cómo votaron los partidos?
La iniciativa para legalizar los matrimonios igualitarios puso a la vista la ideología, los prejuicios y el cálculo político usurero de los distintos diputados, diputadas y partidos políticos con presencia en el Congreso del estado.
El PAN se confirmó como un partido conservador, irremediablemente confesional a tal grado que trascendió que sus diputados se reunieron “en privado” con dignatarios del alto clero potosino para recibir línea de cómo votar y para perfeccionar estrategias de presión que provocaran el fracaso de la iniciativa. Al sabotaje se unió el Frente Nacional por la Familia una organización ultraconservadora vinculada al alto clero católico.
Pero su complot fracasó. Con la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo sufrieron una derrota cultural y legislativa que ratificó la separación Iglesia-Estado.
En cuanto a los diputados del PRI se puede decir que hicieron un mal cálculo y que se unieron al conservadurismo. Votaron en contra olvidando que la iniciativa original para legalizar el matrimonio igualitario fue obra de Enrique Peña Nieto, un priista, en 2016.
Sólo hubo una excepción entre los diputados del partido tricolor, la de la legisladora Beatriz Benavente que sumó su voto al de Morena, PT, PES, PRD, Conciencia Popular y Movimiento Ciudadano.
Betty Benavente fue el fiel de la balanza. Hizo posible que se construyera la mayoría simple para que la iniciativa prosperará. Emitió un voto de conciencia comprometido con sus convicciones.
Su valiente postura contradijo el talante conservador y violatorio de la Constitución del resto de sus compañeros.
El partido Verde mostró una vez más que sus dos diputados no se ponen de acuerdo y que a pesar de ser abogados de profesión no dudan en ser cómplices de violaciones a la Constitución. Sorprendió que al diputado Edgardo Hernández Contreras le saliera lo mocho y a Cándido Ochoa lo timorato. El primero voto en contra y el segundo se abstuvo seguramente pensando en no arriesgar “su gran capital político”.
Los diputados de la Triple Alianza (Morena, PT y PES) que forman la vanguardia de la Cuarta Transformación en nuestro estado por primera vez enterraron el hacha de guerra y fumaron la pipa de la paz. “Todos para uno y uno para todos”, como los Tres Mosqueteros votaron a favor de la iniciativa.
En cuanto al PRD y al PANAL, el primero votó a favor y el segundo en contra.
Postdata.
Dos argumentos jurídicos que avalan los matrimonios igualitarios. (Entre otros muchos)
“La orientación sexual es un elemento esencial para la dignidad y el ejercicio de derechos de las personas. La orientación sexual está vinculada con los derechos identidad, auto-determinación, libre desarrollo de la personalidad, a la vida privada, a la intimidad, a la integridad personal, entre otros”.
“Cabe recordar que está prohibida cualquier norma discriminatoria basada en la orientación sexual de la persona. En consecuencia, ninguna norma, decisión o práctica de derecho interno, tanto por parte de autoridades estatales como de particulares, pueden disminuir o restringir los derechos de una persona a partir de su orientación sexual. Así pues, bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su orientación sexual”.