- El Índice Bertelsmann de Transformación Política señala un claro deterioro en varios aspectos de la democracia en el país desde 2006.

Por Alejandro Moreno
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Las percepciones de la ciudadanía acerca del estado de la democracia en el país han cambiado de manera notable en las últimas dos décadas.

Primero se registró una caída en la percepción de democracia, entre 2006 y 2012, y posteriormente un gradual mejoramiento en las condiciones democráticas que hay en el país, de manera que en 2024 la percepción positiva sobre la democracia supera a las de 2012 y 2018, pero sin volver al nivel de 2006.

Así lo indica el seguimiento que ha hecho el estudio nacional poselectoral conocido como CNEP, o Comparative National Elections Project, en el país. El CNEP es una encuesta académica internacional que se ha hecho en México después de cada elección presidencial desde 2006.

El más reciente estudio CNEP-México, realizado en julio de 2024, arroja que 58 por ciento de personas manifestó una valoración favorable sobre el estado de la democracia en el país: 18 por ciento ve a la democracia mexicana como “una democracia plena”, mientras que 40 por ciento la ve como “una democracia con problemas menores”.

En contraste, 25 por ciento de las personas consultadas este año considera que la mexicana es “una democracia con problemas severos”, mientras que 10 por ciento no considera que México sea una democracia. En total, 35 por ciento expresó una valoración negativa sobre el estado de la democracia en el país.

Hasta ahora, el mejor año de percepción positiva sobre la democracia ha sido 2006, con un 63 por ciento que describió a la democracia como “plena” (15 por ciento) o “con problemas menores” (48 por ciento), y un 33 por ciento que expresó una valoración negativa.

En 2012 la valoración positiva de la democracia bajó dramáticamente a 35 por ciento, con un 9 por ciento que describió a la democracia mexicana como “plena” y un 26 por ciento como una democracia con “problemas menores”. De 2006 a 2012, la proporción de personas que dijo que México no es una democracia subió de 7 a 28 por ciento. Sumados a quienes ven una democracia “con problemas severos”, una mayoría de 62 por ciento expresó una valoración negativa ese año.

En 2018 se registró una leve mejoría en la percepción de la democracia, al subir a 42 por ciento quienes la describieron positivamente, ya sea como democracia plena (13 por ciento) o como una democracia con problemas menores (29 por ciento). Sin embargo, la opinión negativa sobre la democracia continuó siendo una mayoría, con 55 por ciento de menciones: 36 por ciento en ese año le veía problemas severos y 19 por ciento no consideraba que México fuese una democracia.

Las percepciones ciudadanas sobre el estado de la democracia son eso, percepciones. Pero no por ello dejan de ser un indicador importante sobre la salud democrática, de cómo ve o siente la ciudadanía al respecto.

La tendencia positiva de estas encuestas contrasta con las valoraciones de democracia que arrojan diversos indicadores basados en apreciaciones de expertos.

Los índices de Freedom House, por ejemplo, señalan poco cambio de 2018 a la fecha, y en todo caso las pocas variaciones han sido negativas.

Por su parte, el Índice Bertelsmann de Transformación Política señala un claro deterioro en varios aspectos de la democracia en el país desde 2006. A diferencia de la encuesta CNEP, el BTI no registra mejoras notables ni en 2018 ni en 2024. Y otros indicadores basados en valoraciones de expertos tampoco registran alzas notables en la democracia mexicana.

La encuesta CNEP sugiere que la mayoría de las y los ciudadanos en México perciben un avance de la democracia en años recientes, sin llevarnos de vuelta al nivel de 2006, pero con una clara tendencia al alza.

Queden estos indicadores de opinión como un referente al inicio del nuevo gobierno que encabezará Claudia Sheinbaum, y durante el cual se prevén algunos cambios institucionales. En esta época en la que las ansiedades sobre el deterioro de la democracia liberal se han expandido en varios países del mundo, habrá que estar al pendiente de lo que la ciudadanía perciba en México.