El próximo viernes 8 de Marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Se preparan festejos, algunas parejas regalaran flores, las amigas se invitan almuerzos, comidas o cenas y el marketing invitará a entregar todo tipo de regalos a las féminas.

¿Pero hay algo que celebrar?: según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que preside nuestro doble paisano (mexicano y huasteco nacido en Tampico) Don José Ángel Gurria, señalan, que incluso cuando su empleo y educación son similares, en México los hombres ganan 34% más que las mujeres y sólo el 42% de las mujeres de 15 años o más, forman parte de la población ocupada.

En México, 28.7% de las mujeres de 15 años y más no tienen ingresos propios, es decir, casi un tercio de esta población depende de otras fuentes para subsistir. Respecto a los hombres (6.0%), la diferencia es de 22.7 puntos porcentuales.

Esta disparidad se manifiesta durante todo el ciclo de vida de las mujeres, indistintamente del grupo de edad, son ellas quienes en mayor medida no tienen ingresos propios. Lo cual pone en evidencia la disparidad entre los sexos existentes en nuestro país en el acceso a los recursos económicos y explica en gran medida las desigualdades sociales.

Al seguir digiriendo la información de la OCDE, encontramos que la composición de los ingresos de la población de 15 años y más se observa que, en los ingresos de las mujeres adultas mayores, predominan las transferencias económicas (61.9%); mientras que en los grupos que le anteceden, en las más jóvenes, predominan los ingresos por trabajo: 60.8% en el grupo de 15 a 19 años y 87.4% en el grupo de 20 a 29 años, 86.5% en el grupo de 30 a 49 años y 67.6% en el grupo de 50 a 59 años.

Las mujeres reciben en menor medida, prestaciones sociales derivadas del trabajo formal como son las jubilaciones, pensiones o indemnizaciones, debido más que nada a que el trabajo femenino es informal en el mejor de los casos y en otros es no remunerado; en tanto que acceden a recursos económicos por otras vías como apoyos gubernamentales, donativos y remesas.

Esto es consecuencia de la nula participación de una buena parte de las mujeres de la fuerza laboral formal en diferentes etapas de su ciclo de vida, lo que ha provocado que en la edad adulta mayor ellas no tengan una jubilación o pensión.

En la población joven de 15 a 19 años, las principales diferencias en la composición de las transferencias entre mujeres y hombres se encuentran en los donativos y en las becas. Se aprecia que en los hombres 22.8% de las trasferencias son por becas y en las mujeres este porcentaje se reduce a 13.2%, lo que también muestra desigualdades en cuanto a hacerlas partícipes de las facilidades que pone a disposición el Estado para seguir estudiando y amplía la brecha de productividad entre sexos y,como consecuencia se incrementa la desigualdad salarial.

Como es de esperar, la información muestra un aumento en el ingreso medio mensual a medida que se incrementa el nivel educativo de mujeres y hombres. Sin embargo, no hay explicación de origen económico en el esquema de conducta de las brechas, aunque nos molesten los terminajos; yo gano más porque soy hombre y tu menos porque eres mujer.

Por fortuna, se estima que las brechas se acortan conforme aumenta el nivel de escolaridad: 29.8% y 33.6% en profesional incompleto y completo, respectivamente, y -35.1% en maestría o doctorado, en contraste, con 49.7% en sin escolaridad, -39.3% y -42.5% en primaria incompleta y primaria completa, respectivamente. Sin embargo estos números no son halagadores.

Otra de las situaciones que suman a la precariedad de las mujeres en México, se encuentra en el tipo de contratos que reciben éstas. El porcentaje de la población trabajadora (hombres y mujeres) sin contrato es de aproximadamente 80%, del cual un 38.6% corresponden al caso de las mujeres y un 16.5% a los hombres, es decir, la diferencia de casos entre ambos sexos es más del doble, en desventaja para las mexicanas.

Informes que nos deberían llenar de regocijo y esperanza, por desgracia se vuelven sombríos y desalentadores. Datos de la OCDE muestran que el 98% de las mujeres mexicanas cursan la primaria y el 96% de los hombres del país; de manera similar, en secundaria la matriculación femenina es de 87% y la masculina de 81%. Pero, la situación se revierte en el nivel de educación superior, al que llegan solo el 27% de las mujeres y el 28% de los hombres, pero como ya lo vimos existe una enorme diferencia entre lo que se le paga a un varón y a una mujer, además del número de desempleo tan diferenciado entre los sexos.

En otros rubros, el estudio ya mencionado, indica que los hogares encabezados por mujeres presentan carencias alimentarias en una proporción mayor a los hogares que tienen a un varón como jefe de familia.

Los hogares encabezados por mujeres, presentaron carencias alimentarias del 24.3%, mientras que los que tienen a hombres como jefes de familia sólo 20.5% registraron esta situación. No es de extrañar que las condiciones de pobreza en el país agudicen la desigualdad de sexos en México.

Las mujeres también enfrentan inequidades en sus familias: trabajan más en el hogar que sus contrapartes hombres. Las mujeres mexicanas dedican 373 minutos cada día a diversas actividades del hogar, más de tres veces que los 113 minutos destinados por los hombres, según cifras de la OCDE.

El organismo también señala que las mujeres mexicanas destinan 206 minutos al día a actividades recreativas, como ver la televisión o convivir con amigos, mientras que los hombres pasan 236 minutos diarios realizando este tipo de actividades.

En cuanto a la violencia contra la mujer en todas sus modalidades,la cosa se vuelve espeluznante. Reportes de la ONU registran en México niveles altísimos en todas las formas de violencia sexual, desde la verbal hasta la violación.

Sin importar si el perpetrador fue su pareja o alguien más, el 38.9% de todas las mujeres mexicanas reportó haber padecido alguna forma de violencia sexual al menos una vez en su vida, y el 20.8% de esas mujeres padeció alguna forma de violencia sexual en los últimos doce meses.

Estas cifras colocan a México en un lugar similar al de los países más pobres del África subsahariana como Uganda y Guinea Ecuatorial.

Termino con esta cita: “Un 8 de marzo de 1857, en Estados Unidos de Norteamérica, se realizó la primera gran manifestación pública de las obreras textiles de la industria Cotton de Nueva York por mejores condiciones laborales. Esta trajo consigo la muerte de 129 mujeres trabajadoras.

La historia del 8 de marzo está cruzada por situaciones y hechos que muestran un escenario más complejo y rico en acontecimientos marcados por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la lucha por el sufragio femenino, las pugnas entre socialistas y sufragistas, y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa. De esta forma, las mujeres del partido socialista Norteamericano, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas “Woman`s Days”.

La primera se realizó un 3 de Mayo de 1908, en Chicago, con el objetivo central de hacer campaña por el sufragio femenino”. (http://www.patrimoniocultural.gob.cl/…/Museo%20Hi…/archivos/).

¿Seguiremos con pachanguitas, florecitas, textitos o nuestras damas se pondrán en pie de lucha?.

Mujeres Uds. Son más de la mitad de la población mexicana y sin su participación decidida el desarrollo económico no es posible.

Urge se integren plenamente y en igualdad a la sociedad mexicana. Pero no será gratuito, hay que luchar por la igualdad y ganarla.

Por lo demás. La mejor opinión es la de Ud.