Los diputados y diputadas del Congreso local están repitiendo los mismos vicios, infamias y abusos que deshonraron a la anterior legislatura, la de la “Ecuación Corrupta”.
Llevan apenas cuatro meses en funciones y ya han demostrado que son más de lo mismo.
Voraces con el dinero, opacos y rejegos para rendir cuentas, practicantes del vedetismo político, libidinosos, buenos para el pleito de comadres, perezosos para dictaminar iniciativas de ley y carentes de compromiso con la sociedad.
Muy pocos se esfuerzan por dignificar el trabajo legislativo.
En enero de este año se conocieron los resultados de la primera evaluación trimestral que les aplicó la organización no gubernamental “Congreso Calificado” y sólo un diputado obtuvo una calificación aprobatoria, un 7 de 10 puntos posibles. Se conoció también que las peor calificadas fueron las diputadas Rosa Zúñiga Luna, del partido Morena, con 0 puntos y Patricia Silva Celis, del PRI, con menos 0.5 puntos. El más baquetón resultó ser Mario Lárraga Delgado del Partido Encuentro Social.
De acuerdo con este peritaje que incluyo los meses de septiembre a diciembre de 2018, los legisladores mejor evaluados fueron: José Antonio Zapata Meraz (PAN) con 9.5 puntos; Martha Barajas García (PANAL) con 6.75 puntos y Óscar Carlos Vera Fábregat con 6 puntos.
La evaluación dejar ver que hasta el 3 de enero de 2019 en el Congreso del Estado se habían presentado un total de 184 iniciativas de ley, de las cuales sólo se han dictaminado 17, lo que otorga una eficacia legislativa de apenas un 9%.
De los 27 legisladores solo 2 diputados habían publicado su “Declaración 3 de 3” en el portal oficial de esta herramienta de control y rendición de cuentas. Los cumplidores fueron: José Antonio Zapata Meraz (PAN) y Jesús Emanuel Ramos Hernández (PRD).El resto han sido omisos y opacos.
El diputado con más iniciativas presentadas es el legislador Óscar Vera Fábregat del Partido Conciencia popular con 32, seguido de Beatriz Benavente Rodríguez del PRI con 16 iniciativas.
Por otra parte, el diputado con más faltas en este primer trimestre es Pedro César Carrizales Becerra, “El Mijis”, con 3, en tanto que los diputados con más retardos son: Eugenio Govea Arcos (MC); Angélica Mendoza Camacho (MORENA); Vianey Montes Colunga (PAN); Beatriz Benavente Rodríguez (PRI); y Jesús Emmanuel Ramos Hernández (PRD), todos con 3 retardos.
Provoca gran decepción comprobar que los diputados y diputadas de Morena y sus aliados del Partido del Trabajo y Encuentro Social son los peor calificados y los más tremendos.
Están haciendo quedar mal al presidente López Obrador. Seguramente no entienden el compromiso qué significa provocar un cambio de régimen. Aquel en el que se acaben, entre otros, los privilegios y abusos de la clase política.
Los diputados defienden sueldos ofensivos que superan los cien mil pesos, son perezosos para aprobar nuevas leyes, andan peleando entre ellos todo el tiempo, sus debates en tribuna son frívolos y en algunas ocasiones vulgares y misóginos. Para colmo, un diputado ha sido acusado de acosador sexual y otro de practicar la violencia política contra una diputada.
Cuando pensábamos que ahora sí habría un cambio en la deteriorada imagen de los legisladores resulta que en pocos meses han inaugurado un nuevo periodo de escándalos, incongruencias, degradaciones y compromisos traicionados. Está visto que no tienen remedio.
Recordemos algunos de los episodios más lamentables que han protagonizado éstos funcionarios en los últimos meses.
Un diputado expresó en tribuna que se le antojaba “partirle la madre” a una de sus compañeras; otro todavía no ha dado pruebas de que ha cumplido a cabalidad su función legislativa y ya sueña con ser gobernador.
Es además el más faltista y se ha convertido en un adicto a los reflectores de los medios de comunicación. Una diputada del PT ha llamado simuladores a sus aliados de Morena y anuncia que demandará a un diputado por violencia política de género. Otras diputadas y diputados están dedicados a la ingrata tarea de despedir a sus asesores y personal de apoyo administrativo y los de MORENA se resisten a bajarse el sueldo como prometieron y se sordean cuando se les reclama su falta de congruencia con la promesa de austeridad hecha por su partido y por el presidente López Obrador. No quieren vivir en la honrosa medianía que exige el ideal juarista.
Se comprueba una vez más que el poder corrompe y perturba a los débiles de espíritu.
Con su mala conducta, las diputadas y diputados de la 62 Legislatura contribuyen a desprestigiar aún más la política.