- Si es el elegido, enfrentará la oposición de grupos morenistas.

- De los que se sienten dueños de la ciudad y solo ellos son la 4T.

Por Juan Palacios

La CDMX tiene una historia por lo que respecta a la izquierda, fue siempre el centro de los grupos que militaban en ese espectro político, desde hace 26 años es gobernada por la izquierda en sus distintas versiones y actualmente es centro de la disputa entre los grupos radicales y los pragmáticos.

Claudia Sheinbaum, coordinadora de los comités para la defensa de la 4T y futura candidata de Morena a la presidencia, ya con el bastón de mando en la mano, tomó una decisión que puede ser no del todo benéfica para ella: impulsar la candidatura de Omar García Harfuch a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, por encima de Clara Brugada, quien es la candidata de los grupos más duros de Morena y quienes se creen depositarios de los principios de la transformación.

En caso de que no sea Harfuch el candidato, se reforzará la narrativa de que en realidad quien continúa al mando de Morena es el presidente López Obrador, sin importar el premio de consolación que se ofrezca al hoy aspirante.

Si es Harfuch el elegido, seguramente enfrentará la oposición de los propios grupos morenistas que se sienten dueños de la ciudad y que consideran que solo ellos representan la transformación, sin importar lo que esto pueda significar en términos electorales para Claudia, quien requiere sí o sí, ganar la CDMX por distintas razones.

Es una situación complicada la que enfrenta Sheinbaum, quien quizá por su corta carrera electoral, no captó que todavía no es oficialmente la candidata y, que si lo fuera, el presidente más poderoso de la historia reciente aún tiene mano en muchas decisiones y el grupo al que presta oídos, en el cual curiosamente se encuentra Claudia, parece que no comparte la idea de apoyar a alguien a quien, con razón o sin ella, ven cercano al antiguo régimen, especialmente a García Luna.

Supongamos que es Harfuch el elegido, entonces su suerte electoral se ligará a la de Sheinbaum, si gana el mérito será de ella, pero si pierde la derrota también lo será, con todas las repercusiones que esto pueda tener.

La elección en CDMX tendrá un aire de referéndum para Sheinbaum, se leerá como si la gente estuviera votando para calificar su trabajo al frente de la urbe, como si Harfuch fuese solo un instrumento suyo y votar por él fuese validar el trabajo de ella.

No es, insisto, una posición fácil para la futura candidata de Morena, quien ya ha tomado decisiones que no se encuentran en concordancia con las que se tomaron en Palacio Nacional, como por ejemplo el uso de cubrebocas y la propia designación de Harfuch al frente de la seguridad capitalina.

Son múltiples los mensajes que se están enviando a Sheinbaum para que reconsidere su decisión, muchos los artículos que, promovidos por los grupos radicales de Morena, anuncian una ruptura en su seno en caso de llevar a un “recién llegado” a la candidatura.

Se le avisa que no todos están de acuerdo con sus necesidades electorales, que no importa si se gana CDMX o no, sino lo que importa es la pureza del origen del candidato, quizá porque esos grupos consideran que pureza es igual a triunfo seguro, sin importar nada más.

Claudia sufrió los resultados electorales de 2021 y sabe lo que ello puede significar el año próximo para su candidatura, está actuando en consecuencia, de manera pragmática, pero hay quien prefiere no ser que ceder.

Así como PRI-PAN-PRD están regateando esfuerzos para apoyar a Xóchitl, los duros se consideran por encima de la virtual candidata de Morena y creen, parece ser, que solo ellos saben lo que se puede o debe hacer en Morena, sin importar quién tenga el bastón de mando.