- Es difícil entender por qué, o a cambio de qué, se pudiera abandonar un cargo.

- Uno como el de gobernador de uno de los estados más importantes, principalmente en el ámbito económico, como lo es Nuevo León.

Por Juan Palacios
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A todas luces el gobernador de Nuevo León, Samuel García, juega con la idea de que será candidato a la presidencia de la República por su partido, Movimiento Ciudadano. Juega también con esa idea, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, lo alienta aún cuando en reiteradas ocasiones el líder nacional de MC, Dante Delgado, ha dicho que Samuel está comprometido con su actual cargo y con los nuevoleoneses.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador apapacha a García un día sí y otro también, lo señala como buen gobernante, pide al PRIAN que deje de golpearlo y asegura que sería un buen candidato a la silla que hoy ocupa él.

Se puede entender el juego de AMLO, el de Alfaro también, el de Dante no tanto, a menos que esté esperando a Ebrard, pero lo que habría que analizar es ¿a qué le tira Samuel? ¿Realmente quiere lanzarse a una aventura que, en el mejor de los casos, le duraría unos meses y que tiene el riesgo de costarle el puesto que actualmente ocupa?

¿O estará pensando que puede repetir el camino que siguió López Obrador de presentarse a una elección presidencial como escalón previo para pelear, ahora sí de verdad, la presidencia en 2030, un escalón que incluiría la dirigencia de su partido luego de la candidatura, será por eso que Dante se esfuerza por pararlo?

Es difícil entender por qué, o a cambio de qué, se pudiera abandonar un cargo como el de gobernador de uno de los estados más importantes, principalmente en el ámbito económico, como lo es Nuevo León.

¿Qué le ofrecieron?, ¿quién se lo ofreció?, o las motivaciones son de otro tipo, ego quizá, ¿miedo?, es decir, será que alguien sabe de él algo tan grave como para poder extorsionarlo y obligarlo a que se lance a la aventura que hoy parece que domina su panorama neuronal.

Es difícil saberlo, hay quien dice que lo que pasa es que es un joven inexperto que no sabe ni dónde está parado y gente de su entorno lo está manipulando para que se lance a la aventura porque simplemente al estar ahí ellos ganan.

Es difícil, insisto, entender esta postura, los nuevoleoneses pudiéramos interpretar su afán en el sentido de que le parece poco lo que hoy tiene y sentirlo como un desprecio para el voto que se le dio, tal como hace seis años lo hizo Jaime Rodríguez Calderón, más conocido como “El Bronco”.

Hay que recordar que después de su aventura, a la que se opuso con ahínco el propio Samuel siendo diputado local, el gobierno de Rodríguez Calderón cayó, para utilizar la frase del comentarista deportivo Luis García, “como gordita en tobogán”.

De alguna u otra forma, el Congreso local le dio permiso a Jaime de que se lanzara a la aventura y luego de que regresara a ocupar su puesto, porque así convenía a los intereses de quienes detentan el verdadero poder en el legislativo, pero hoy no es el caso.

La ferocidad, y en algunos casos mala leche, con la cual Samuel se enfrenta a sus opositores, hace que estos estén esperando la oportunidad para devolverle sus atenciones, así que no dude usted de que lo dicho por Mauro Guerra vaya a ser la norma: si se quiere ir que renuncie.

En caso de que así sea, con ello le estaría concediendo al PRI y al PAN el poder que debieron ganar en las urnas.

Como decía Chava Flores “con sueños de opio solo pierdes el camión”, pero, como dice un amigo: cada cabeza es una barbacoa.