- Cínicamente afirma en Santiago respetar la democracia, en México golpea a la oposición.
Por Efraín Klériga
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Es claro el porqué López Obrador quiere sacar a Xóchitl Gálvez de la pelea por la presidencia: Porque le va a ganar y porque no le va a tapar ni la corrupción ni su ineptitud.
Además de una deuda de más de seis billones de pesos, el macuspano va a dejar desarmada e inoperativa a la administración pública, especialmente educación, salud y seguridad.
Quien sea presidenta en 2024 va a tener que comenzar por renegociar la deuda, endeudarse más para pagar y restablecer un gobierno del Siglo XXI con capacidad para impulsar el desarrollo.
Va a tener que propiciar de nuevo la inversión en energía limpia, en obras de agua potable, volver a tender puentes con gobiernos e inversionistas de los países desarrollado.
Actualmente la mayor parte de las dependencia oficiales ya no tienen sistemas digitales eficientes, muchos trámites en Educación, Energía, Relaciones Exteriores han regresado al papelito.
Casi todos los trámites están sujetos a corrupción, la opacidad es la norma y el cinismo con el que se conduce la corrupta familia presidencial no tiene parangón ni con el viejo PRI.
El IMSS y el Issste están más saturados y con menos operatividad que hace 20 años, Pemex y CFE brutalmente endeudados y las policías federal y de aduanas han vuelto a ser muy deshonestas.
Dependencias como las procuradurías del medio ambiente o del consumidor, han cerrado la mayor parte de sus oficinas, mientras la defensa de los Derechos Humanos ya no existe.
A AMLO el cinismo se le da tan bien como la muerte... Sin dejo de vergüenza firmó: “Cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes, el estado de derecho...
A eso fue a Santiago de Chile, a mentir, alardear, no ser ese presidente que da risa en Estados Unidos y Europa ... “Alardear es la idea de gloria que tiene el tonto...”. decía Bruce Lee.
Firmó, pero no lo cumplirá; “Enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia, nunca con menos, condenar la violencia y fomentar el diálogo, y la solución pacífica de las diferencias...”
Antes, el 1 de diciembre de 2018 había jurado “guardar y hacer guardar a Constitución y las leyes que de ella emanan”, lo que jamás ha hecho ni hará, porque lo suyo es el abuso.
Candil de la calle, Andrés Manuel López Obrador firmó en Santiago de Chile, lo contrario de lo que hace y ha hecho en México, golpeando a los poderes y a los adversarios.
Resulta claro que el estado de derecho le importa una ching... y la justicia es un poder que usa y ha usado contra adversarios, para eso tiene como fiscal al muy corrupto Gertz Manero.
El caso de Rosario Robles o más reciente, el del fiscal de Morelos, Uriel Carmona, son el claro ejemplo de que la justicia se usa para defender a los amigos y joder a los enemigos.
Por eso la impunidad de Florencia Serranía, Ignacio Ovalle, Francisco Garduño, sus hermanos y sus parientes, es el otro lado de la moneda: Justicia para los bueyes de mi compadre.
El déspota presidente mexicano quien no va a las Cumbres del G20, ni a los foros de Davos, ni a donde pueda impulsar la economía mexicana sí fue a festejar al comunista Salvador Allende.
Muy campante fue a la conmemoración del Golpe en que fue depuesto y asesinado Allende, sin duda héroe de su juventud y un mandatario tan malo para el consenso como AMLO.
Aunque Allende no fue ni tan corto de inteligencia, ni tan corrupto ni tan falso como el Macuspano, porque éste apenas llegó a México tiró la piedra y escondió la mano, contra Gálvez.
Ni siquiera el gobierno de Ernesto Zedillo ni el de Enrique Peña Nieto tuvieron un corte tan priista vigesimónico como el mal llamado cambio verdadero o Cuarta Transformación.
El PRI se dedicaba a hacer tan ingrato y costoso ser candidato de oposición, que muchos no solamente perdieron su estatus económico sino terminaban peleados hasta con su familia.
La idea era que todos se formaran en el bando donde la corrupción era tolerada mientras hubiera sumisión al escalafón priista en el poder, que de cuando en cuando exigía “pagar el favor”, como el Padrino.
Lo que intenta López con Xóchitl Gálvez, es lo que hacían los presidentes hasta 1994 con los aspirantes a la presidencia, a las gubernaturas, congresos, municipios, etcétera.
Golpearlos no por su capacidad sino en sus posesiones, familia, profesión, amistades, prestigio, para convertir cualquier competencia electoral en un baño de lodo.
Sobran ya las pruebas de que López y su familia enriquecida bárbaramente, son corruptos, de que se reparten el pastel presupuestal y el del poder como les viene en gana.
Los morenistas de hoy son los mismos o por lo menos iguales que los priistas del Siglo XX, cuando para entrar a la política había que arrastrarse y perder el orgullo.
Saben que Claudia no gana en una contienda limpia, y hoy amenazan que derrumbar casas, mañana comenzará la violencia, para eso son socios de la delincuencia organizada.