- El ‘momentum’ refleja las dinámicas informativas que impactan en las expectativas y valoraciones del electorado respecto a los contendientes por la candidatura presidencial.
Por Alejandro Moreno
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La entrada de Xóchitl Gálvez a la contienda por la candidatura presidencial de oposición generó momentum. En pocos días, la irrupción de la senadora cambió expectativas acerca de las contiendas internas y de las posibles dinámicas en 2024.
La noción de momentum, o impulso, la desarrolló el politólogo Larry Bartels en un libro clásico sobre las elecciones primarias en Estados Unidos, Presidential Primaries and the Dynamics of Public Choice (Princeton 1988).
Si bien los métodos de selección de los partidos en México distan mucho de ser o de tener las características del sistema de primarias del país vecino, creo que la noción de momentum puede tener aplicación.
El momentum no es fácil de definir, pero refleja las dinámicas informativas que impactan en las expectativas y valoraciones del electorado respecto a los contendientes por la candidatura presidencial. El momentum se relaciona con el repentino surgimiento de alguna figura política en el proceso de nominación, de su emergencia como jugador prominente.
Para Bartels, el momentum es una fuerza que influye en cómo los electores perciben a una figura presidencial, la cual se vuelve más atractiva y se le percibe como elegible, es decir, como potencialmente ganadora. Es un efecto psicológico, emocional, generado por un ambiente informativo que hoy se extiende a las redes sociales.
Considero que la noción de momentum tiene cierta aplicación a los actuales procesos en nuestro país, a pesar de las diferencias con el sistema de primarias de los partidos Demócrata y Republicano, sobre todo si se piensa que el objetivo de un método de selección no es solamente definir una candidatura presidencial, sino generar una ola de apoyo o entusiasmo lo más fuerte posible en torno a esa candidatura rumbo a las elecciones presidenciales.
El momentum en las primarias norteamericanas se va generando a partir de la presencia mediática, de triunfos en los estados, de aciertos de campaña, de endorsements o endosos, y, por supuesto, de la viralización. Bartels publicó su libro mucho antes del arribo de las redes sociales, pero hizo referencia a communication disease, concepto en el que subyace lo viral.
En ese sentido, la naturaleza del momentum es completamente comunicacional.
Si la finalidad de los métodos de selección no es sólo definir candidaturas sino también generar momentum, hay que estar al pendiente de cómo su diseño y su desempeño cumplen con ese objetivo en las siguientes semanas. Entre más oportunidades de generar momentum ofrezcan dichos métodos, mayor será el beneficio para su candidatura presidencial.
De inicio, aunque muy criticado, el método de la oposición, que considera varias etapas, parece más proclive a la generación de momentum. En contraste, la dinámica de las corcholatas morenistas promoviéndose a sí mismas en espera de los resultados de una encuesta al final parece un método que, visto desde la perspectiva del momentum, les puede quedar a deber. Ya veremos.
Por lo pronto, en días recientes la senadora Xóchitl Gálvez subió en popularidad, pero no despuntó en preferencias, según la encuesta nacional de El Financiero publicada el miércoles. El sondeo indica que también subieron los bonos de otras figuras presidenciales de la oposición, como Santiago Creel, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes.
Es probable que la encuesta de El Financiero, realizada poco después de la irrupción de Xóchitl Gálvez en la contienda, pero antes de los registros de aspirantes, no haya logrado captar del todo el momentum; ya veremos si las preferencias se mueven un poco más en sondeos posteriores. A veces el electorado tarda un poco más en ajustar sus expectativas y valoraciones que el frenesí mediático.
Aun así, esta semana de registros fue favorable para la oposición, dejando a las corcholatas de Morena en un segundo plano informativo.
Esto no marca un cambio definitivo en la atención pública. Es muy común durante las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano, que dan a cada uno su momento de centralidad y atención.
Además, no hay que olvidar el activismo presidencial, al cual algunos atribuyen el surgimiento de la senadora Gálvez como figura prominente. El Presidente es una voz cantante que hay que tomar en cuenta.
Será muy interesante ver cómo, con los métodos de selección, generan o no olas de entusiasmo entre el electorado, cambios de expectativas, momentum. El método importa.