- Erase un rey iracundo a quien si le contradecían sus consejeros peligraban perder la cabeza.

- Pero un día él mismo creó a su gran rival.

Por Efraín Klériga
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El día en que pleno en su soberbia Andrés Manuel López Obrador decidió no abrir la puerta de su palacio a Xóchitl Gálvez, promovió a su rival más temible, porque además de ser decidida no cabe en su descripción de fifí.

Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, senadora de Representación Proporcional por Hidalgo (aspiracioncita con éxito) iba en busca de ser jefa de Gobierno de Ciudad de México, pero luego del portazo sobró quien le pidiera que contendiera por la presidencia.

Tendrá que pasar casi un año para saber si el sátrapa tabasqueño se suicidó al cerrar la puerta de Palacio Nacional y, salir con su torpe explicación de; “me reservo el derecho de admisión” y que estaba cuidando la mentada “investidura”.

Xóchitl, una mestiza de sangre liviana, es ahora una figura nacional y ya llamó la atención de la prensa de Estados Unidos y de España, lo que dificulta más al tabasqueño inventarle una de sus acusaciones de defraudación fiscal o algo más.

La oposición por primera vez en muchos años le está robando la agenda al Señor del palacio virreinal y mostrando las debilidades de su aparato de difusión, el cual cada día tiene menos credibilidad y es confrontado en las redes incluso con virulencia.

La imagen pública de la aspirante opositora ha crecido exponencialmente en unos día y sin duda, es la razón de fondo que hizo que renunciaran dos de las opositoras aspirantes, Lilly Téllez y Claudia Ruiz Massieu.

Los sicofantes de López Obrador en medios impresos y digitales ya metieron el pie en la trampa e identifican públicamente a Gálvez ante la opinión pública como la rival a vencer en las elecciones de 2024 y lejos de atajar su crecimiento lo impulsan.

Sí el tabasqueño presume haber vivido un par de años como indígena en la Chontalpa, Xóchitl nació en una comunidad más pobre e igualmente indígena del Valle del Mezquital y sus lenguas maternas son tanto el español como el otomí.

Si López y sus corcholatas pueden pararse en un puesto de gorditas y fingir que son sencillos, la hidalguense sabe hacer masa, tortear, limpiar huanzontles, hacer gelatinas, las cuales vendió en la calle para ir la escuela cuando niña.

Sí López presume, sin prueba alguna, que él fue señalado por los buscadores de las Ligas Mayores de Beisbol, Xóchitl en 1999 obtuvo el reconocimiento del World Economic Forum de Davoz Suiza, como una de las “100 líderes globales del futuro del mundo”.

En el Miami Herald escribió Andrés Oppenheimer: “Una mujer con ascendencia indígena anunció el martes que contendrá por la presidencia de México. Ella tiene una formidable historia que contar, que podría darle a la oposición la oportunidad de ganar en 2024.

“Gálvez nació en pobreza, de padre indio y madre mestiza, pero se convirtió en exitosa ingeniera en informática, empresaria y política. Puede comunicarse en otomí, su lengua materna, lo que puede ser una poderosa herramienta de campaña”, agregó Oppenheimer.

Y además de su origen del Valle del Mezquital, la ingeniera hidalguense, habla y escribe inglés, domina varios lenguajes de programación, y triunfó profesionalmente antes de entrar a la política y eso conquista al elector “aspiracionista” y de clase media.

Y la campaña maliciosa del oficialismo entonces se convierte en publicidad para Gálvez, porque aunque la Cuatrote quiere tundirla, el elector de oposición espera esos ataques que ponen a la senadora al nivel del presidente.

López sabe manejar la agenda cuando él lanza el primer golpe, pero cuando tiene que reaccionar es incompetente y fácilmente se entrampa y, en este caso, hizo que la pelea no fuera corcholatas Vs. Xóchitl sino él contra la hidalguense.

La senadora panista sí sabe lo que es lograr una beca para seguir los estudios, sí sabe lo que es levantar una empresa con las uñas y conoce la satisfacción de hacer dinero con el talento y esfuerzo propio, López y sus corcholatas no.

Ciertamente los partidos de oposición han conformado una plataforma de lanzamiento con muchas fallas, enmendaturas, borrones, protestas y renuncias, pero Xóchitl Gálvez parece más grande que los partidos que podrían postularla.

Lo cierto es que Gálvez tiene eso que los anglosajones llaman knack que es una cualidad innata para hacer las cosas de manera inteligente y en eso destaca de las ampulosas y desangeladas corcholatas, especialmente la puntera, Claudia Sheinbaum.

A la hidalguense no se puede calificarla de neoliberal, fifí, porque públicamente ha apoyado los programas de reparto de dinero, pero dice que falta, que hay que mejorar las posibilidades de que los Jóvenes Construyendo el Futuro tengan más capacidades laborales.

Apoya la Pensión Universal para Adultos Mayores que AMLO ve como la flor de su presidencia, pero Gálvez, le cuestiona que además del dinero hay que darles atención médica y medicamentos, porque hoy gastan la pensión en medicinas.

Tampoco puede cuestionarle que se enriqueció en la política, como pasa con el mismo López y sus corcholatas... Ya dieron con la hermana en prisión, a la cual Xóchitl nunca ha tratado de hacer pasar por buena y la ayuda, manteniendo a sus sobrinos.

La contienda apenas comienza, la violencia se desborda y es difícil saber lo que va a par en este país donde el presidente está en campaña y las ratas están de fiesta.