- Tanto PVEM como PT, sondearon en Coahuila sus posibilidades.
- Supieron que a Morena no le gustaría ir solo en la elección de 2024.
Por Juan Palacios
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Debido al estilo personal de gobernar que vivimos en nuestro país (Cosío Villegas Dixit), y más en este sexenio en el cual todo gira alrededor del presidente y este ha acumulado un poder mayor al de cualquier presidente anterior que se recuerde, en México nos parece que vivimos en un lugar en el cual no existen particularidades en los 32 estados que lo componen.
Las elecciones del Estado de México, pero sobre todo las de Coahuila, vienen a recordarnos que existen diferencias en la forma en que se ve la política y se actúa en ella en cada entidad federativa.
Los partidos políticos también tienen intereses particulares en distintas regiones, si a ello le sumamos el hecho de que el poder del presidente López Obrador seguramente declinará en cuanto se sepa quién es el candidato de Morena, aún cuando él haga todo lo que esté en sus manos para evitarlo, nos enfrentaremos a un panorama distinto al que hemos vivido los últimos casi 5 años.
Tanto el Partido Verde como el del Trabajo, sondearon en Coahuila sus posibilidades de, citando a los clásicos, “vender caro su amor” y algo sacaron en claro cuando las negociaciones tuvieron que llegar al más alto nivel.
Supieron por lo menos, que a Morena no le gustaría ir solo en la elección de 2024, que su narrativa de la 4T, requiere también de otra de unidad, aunque sea nada más para tener control de los posibles candidatos que se presenten en esas elecciones.
Otro ejemplo que no deberíamos pasar por alto, se presenta en el Edomex, donde Movimiento Ciudadanos dejó “pasar la rola”, para hablar en términos beisboleros tan de moda hoy, con la finalidad de evaluar qué tanto pueden pesar en las presidenciales sin boicotearse a sí mismos en un estado en donde la polarización existente no admitía un tercero en disputa, como sí lo había hecho en las elecciones pasadas.
Ni qué decir de Jalisco y Nuevo León en manos de los “naranjas”, en donde se juegan muchas otras cosas más, la más obvia de ellas, continuar mandando en dos de los estados más importantes del país.
Ni hablar de lo que puede decidir el PAN quien tiene por ahora una buena presencia en CDMX, tanta como para disputar la jefatura de gobierno, o lo que sucederá en Guanajuato y Yucatán, además de la forma en que este partido actuará en Aguascalientes y Querétaro.
El hecho es que, en virtud de que Morena tiene 22 gobernadores emanados de sus filas, aún cuando el Verde abanderó a dos de ellos, nos puede parecer que todo está definido debido a que en esos 22 estados, que pueden sumar uno más el próximo domingo, seguramente prevalecerá la voluntad de AMLO, ¿o quizá no?
Porque una cosa es cómo actúan hoy los gobernadores y otra, muy diferente creo, cómo lo harán mañana cuando el candidato esté definido. Por supuesto que todos ellos querrán acomodarse con el próximo presidente, independientemente de que se piense que Andrés ejercerá una especie de Maximato por lo menos el próximo sexenio.
Seguramente lo intentará, tiene elementos para hacerlo, entre ellos la forma en que se ha relacionado con el ejército, la espada de Damocles en que se puede convertir la revocación de mandato y, por supuesto, la lealtad de sus cercanos colaboradores que seguramente piensan continuar obteniendo prebendas en el futuro.
El caso es que el equipo de quien resulte el candidato de Morena, seguramente quiere lo mismo e intentará ejercer el poder que en teoría tendrán y ello, aunado a los intereses de los gobernadores de cada estado, que seguramente querrán también constituirse en poderes transexenales, independientemente de lo que piense Andrés, hará que tengamos un escenario interesante.
Muy diferente visto desde lo micro, que la forma en cómo se ve desde lo macro.
Como dice la canción: cosa de tener paciencia…