- El crecimiento económico no se alcanzará amenazando con la fuerza del estado a los empresarios que quieran defender sus derechos.
- Y la inseguridad no se elimina con decretos y discursos.
Por Efraín Klériga
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Andrés Manuel López Obrador no puede acabar con la inseguridad dice que por culpa de los gobiernos anteriores, aunque él prometió en campaña, y ya como presidente, acabar con la violencia en seis meses o dejaba de llamarse...
Y la excusa —no explicación— es: “¡Qué barbaridad! (...) el gobierno de ahora es el que tiene más homicidios, sí (...) pero esta es una mala herencia en seguridad (...)así nos dejaron todo...”. Eso, tras 54 meses de gobierno.
“El País estaba en bancarrota (...) inmerso en una decadencia, ni siquiera era una crisis”. Pero, bancarrota es la situación actual donde crece la pobreza, aumentan las carencias y el 53% de territorio lo controla la Delincuencia.
El de AMLO es el gobierno de la muerte: El peor manejando la pandemia, en salud y en economía y, con exceso de mortalidad, o exceso de fallecimientos sobre lo programado, de 900 mil hasta diciembre de 2022.
Un gobierno dedicado a negar las masacres, no combatirlas; un gobierno dedicado a negar el tráfico de fentanilo o culpar de ello a otros países; un gobierno que ni ve ni oye los actos terroristas de los cárteles de la droga.
Un gobierno coludido o que permite la colusión DO- políticos dentro del partido de gobierno y, tolera hechos graves como la operación aérea desde el AIFA hacia la Habana y Caracas, lo que puede tener consecuencias gravísimas.
Para mejorar la seguridad, además de transparencia, honestidad, valor civil, faltaría un plan razonable de acción, funcionarios capaces, romper el pacto con la maña y, enjuiciar a gobernadores que son parte de la delincuencia.
Poner a una licenciada en Periodismo a cargo de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, fue simplemente tener una tapadera que ejecutara fielmente sus órdenes sin protestar ni objetarle nada, porque ella no sabe lo que hace.
Rosa Icela Rodríguez, además de una reportera mediocre de La Jornada, se dedicó en los tiempo en que AMLO saboteaba pozos petroleros en Tabasco, no a reportar información sino a cuidar a la prole López Beltrán.
Mientras se tolere en el servicio público a señalados por peculado, huachicoleo, lavado, homicidio, delincuencia organizada y, se siga minimizando a la delincuencia organizada, declarar que se trabaja para mejorar la seguridad pública, es sarcasmo.
Y parafraseando al clásico: ¿Dónde estaba AMLO cuándo Horacio Duarte realizaba contrabando de hidrocarburos y tráfico de drogas que le imputa el Departamento del Tesoro y la Agencia de Drogas de Estados Unidos?
¿Dónde estaba AMLO cuándo Américo Villarreal y legisladores federales de Morena utilizaban avión y camionetas de Sergio Carmona, “Rey del Huachicol” o cuando operó electoralmente la Columna Armada Pedro J. Méndez?
López afirma con sorna que en sus datos de homicidio no hay cifra negra, pero no habla de que cuando comenzó a bajar el delito de homicidio comenzaron a aumentar las desapariciones y ahí, la cifra negra pasa de 100 mil.
Carlos Penna, director de T-Research, empresa dedicada a dar seguimiento de la precepción pública, aseguró en entrevista con Joaquín López Dóriga, que donde suben las cifras de homicidio también aumentan los desaparecidos.
El avance de la delincuencia organizada en la zona rural de Chihuahua, Durango, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas es tan incuestionable como la manipulación de datos en estados obradoristas.
Si “guglea”, “homicidio+ Asesinato+Tamaulipas” entre el 1 y el 30 de abril, va a poder contar sólo en las noticias, más de 40 casos, pero en la cifra oficial solamente se anotan 31, y así va a encontrar Sonora, Veracruz, etcétera.
Y lo que ocurre en seguridad pública es demagogia y abuso, y ocurre en combate a la corrupción, crecimiento económico, salud, educación, respeto al estado de derecho, relaciones con otros países, derechos humanos.
El fondo del asunto es que un presidente muy limitado intelectualmente, pero muy bueno para embaucar (al menos a los de su nivel cultural) quiere gobernar a ocurrencias e imponiendo su voluntad sobre cualquier razón.
Lo que ocurre es un gobierno de un Lampedusa y sus gatopardistas, buhoneros, simuladores, piojos resucitados; unos que quieren llevar al país al fracaso del socialismo y otros que solamente tratan de enriquecerse a costa de quien sea.
La seguridad pública no se alcanzará nunca propiciando que a policías y soldados se les irrespete o se les enfrente por ciudadanos, mientras desde la tribuna de Palacio se califica de gente buena, trabajadora, a los malandros.
La salud pública universal no se alcanzará imponiendo con arrogancia planes fantásticos, cortando los presupuestos para atención, robándose los fideicomisos para enfermos graves, cortando los salarios al personal médico.
El crecimiento económico no se alcanzará amenazado con la fuerza del estado a los empresarios que quieran defender sus derechos, y la inseguridad no se elimina con decretos y discursos.
AMLO quiere ser tlatoani.... Pero de lo que sí es rey, es de las mentiras, las excusas, cortinas de humo, datos falsos, el abuso de autoridad, el daño patrimonial y el fraude a la Constitución.