Están rebasados. No pudieron con el paquete. La inseguridad extiende sus dominios. Los criminales actúan a sus anchas. Reina la impunidad. Asesinatos, levantones, robos y extorsiones han instalado un régimen de terror. 8 de cada 10 potosinos viven con miedo, temerosos de andar en las calles, de acudir a sus trabajos, escuelas o centros de diversión; angustiados por la incertidumbre de no saber si sus hijos regresaran sanos y salvos a casa.

Lo ocurrido la noche del pasado miércoles 17 de octubre, día en que cobardemente le quitaron la vida a la Dra. Erika Villaseñor es la confirmación de que estamos a merced de los delincuentes y que el gobierno ha fallado en su principal responsabilidad que es la de garantizar la seguridad y el patrimonio de los ciudadanos.

Este asesinato ha provocado gran indignación. Erika era una joven dentista dedicada a su profesión de manera esforzada y honesta. Las balas que le arrebataron la vida no solo acabaron con su existencia, se llevaron también la de una inocente criatura de ocho meses de gestación ya que la doctora estaba embarazada.

Una variable para evaluar la calidad de la gobernabilidad en una sociedad es si se garantiza o no la seguridad de los ciudadanos por parte del Estado. En San Luis Potosí esto no está ocurriendo. Por el contrario hay una descomposición total. Hemos regresado al estado de naturaleza del que hablaba Hobbes en su célebre obra “Leviatán”, en donde el hombre se convierte en el lobo del hombre.

Hay ingobernabilidad en el estado, aunque el Secretario de gobierno Alejandro Leal en su afán de negar la realidad afirme lo contrario. Así lo prueban tragedias como la ocurrida a la Dra. Erika Villaseñor y los miles de ejecutados y feminicidios acontecidos en nuestro estado. Por eso la legitimidad del gobierno se erosiona día con día.

La espiral de violencia debe terminar. Los funcionarios responsables de la seguridad, la gobernabilidad y la impartición de justicia deben rendir cuentas a la sociedad por este deterioro de nuestra vida cotidiana. El Fiscal General del estado, el Secretario de Seguridad Pública y el Secretario de Gobierno tienen que dar resultados o renunciar.

La estadística de la muerte ahí está, son datos duros, más de 2 mil ejecutados en lo que va del sexenio de Juan Manuel Carreras. Y en cuanto a feminicidios San Luis Potosí ocupa el vergonzoso quinto lugar nacional. Tan sólo en este año ya se contabilizan 48 muertes violentas de mujeres.

Por cierto, los feminicidios no son un asunto de violencia intrafamiliar como lo afirmó el Secretario de gobierno en su comparecencia ante el Congreso del estado el pasado martes 16 de octubre. Tampoco son ellas las responsables de su muerte porque no denuncian o porque se resisten a ser violentadas. Se mata a las mujeres porque reina la impunidad y porque el gobierno del estado no es capaz de garantizar su seguridad a pesar de que ellas hayan denunciado con anticipación que estaban en peligro de muerte.

Pretextos y evasivas es lo único que ofrecen las autoridades para justificar su incompetencia ante el incremento de la violencia criminal.

Comparecencias ante el Congreso: ¿Espectáculo o rendición de cuentas?
Las comparecencias de los funcionarios del gobierno del estado ante los diputados del Congreso local estuvieron lejos de ser un auténtico diálogo entre poderes. No fueron tampoco un ejercicio de rendición de cuentas.

La glosa de los informes de gobierno es una práctica parlamentaria contemplada en nuestras leyes como una función de control político por parte del Congreso sobre el Poder Ejecutivo.
Se trata de que los diputados tengan la oportunidad de solicitar información más detallada sobre lo realizado por cada una de las dependencias a lo largo de los últimos 12 meses.

Sin embargo, la inexperiencia de los diputados, un formato rígido que tuvo que ser cambiado al segundo día de estos encuentros, más los desplantes teatrales de los funcionarios convirtieron a esta práctica en una confirmación de que la política se ha convertido en un espectáculo.
Los diputados buscan hacer picadillo a los funcionarios con preguntas que los pongan en aprietos. Actúan para complacer a la tribuna, se convierten en políticos actuando como artistas. Tienen a los medios de comunicación como testigos que a su vez replican y amplifican los detalles de esta puesta en escena. Las noticias sobre las comparecencias son consumidas por los ciudadanos como espectáculo, tal y como ocurre en el circo, el cine, el teatro, el concierto de rock o en los programas de televisión.
Los periodistas cubren y reportan las notas políticas con una lógica similar a la usada por los cronistas de espectáculos.

En condiciones así las comparecencias se convierten en un mal ejercicio de rendición de cuentas, en algo intrascendente que no llama la atención de los ciudadanos.
Se nos priva de esta manera de una oportunidad de evaluar objetiva y críticamente el desempeño del gobierno del estado y sus funcionarios.

Para los más torpes y cuestionados funcionarios ya ha pasado la tormenta, por este año parece que la libraron. Vivieron un mal rato en las comparecencias pero no habrá consecuencias.

Sólo resta esperar que el gobernador si tenga ya una evaluación de su gabinete y que en los próximos días anuncie cambios significativos que generen nuevas esperanzas de que su gobierno puede ofrecer mejores resultados.

Ya han pasado 3 años de gobierno y hay un marcado desgaste y desprestigio en muchas áreas de la administración pública. Tal vez ha llegado el momento de hacer ajustes, de lo contrario la erosión de la imagen del gobernador seguirá acentuándose.