- Intentó de todo, hasta cantarle la bronca a EUA, pero sólo recuperó la agenda.

- Pudo golpear la institucionalidad recurriendo a la lástima, pero le costó más de lo que cree.

Por Efraín Klériga
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Se quemó la cola y le quedó un rabito... Andrés Manuel López Obrador no dudó utilizar al vuelo una de las caídas de presión que sufren los hipertensos mal medicados para recuperar la agenda nacional.

El pasado fin de semana un “váguido” avispó su colmillo de candidato eterno y disfrazó de “Covit” el malestar, y lo usó para sembrar insidias, exhibir a opositores, “recorteros” y villamelones.

Maestro para improvisar, tras dos décadas como funcionario partidista y candidato, al desaparecer sorprendió incluso a su vocero y a su interlocutor con las gavillas, el conde crápula.

Animal político de ponzoña fuerte e ideas cortas, tuvo éxito en su maniobra para hacer más hediondo el clima político, volvió una cloaca las redes y rompió el corazón de sus gorrinos y chairos.

Sí logró distraer a la opinión pública nacional y exhibir a quienes pese su fama nunca han tenido objetividad o ética para comprobar fuentes, pero empeñó su resto y no logró empujar a sus candidatos.

Mientras, su gavilla legislativa en San Lázaro golpeaba la columna vertebral de la administración pública federal y trataba, al menos, desaparecer al Insabi con todo y un inmenso fraude.

Luego que la ASF y el INAI exhibieron el uso de dinero público y alimentos en Segalmex para cimentar una dictadura chavista, AMLO no quería nuevas comedias.

No ha podido ser desparecido el Insabi o instituto para sabotear el bienestar, y ya surgieron datos de un quebranto de 150 mil millones de pesos, 10 veces Segalmex o 30 la “estafa maestra”.

El plan de “Anda A gusto López”, de una coalición de funcionarios legislativos para defraudar a la ley, no termina de nacer y tampoco la iniciativa para desaparecer al INAI de Alejandro Armenta.

Aunque lento de reflejos, el bloque opositor logró una parálisis legislativa en el Senado. tomando la tribuna, y quitó al macuspano el monólogo que protagoniza desde el miércoles.

Incluso las encuestas cooptadas por el Ejecutivo Federal y Morena traslucen que Delfina cae lentamente y Guadiana ya se reventó y, Alito Moreno aún respira, aunque no gracias a su talento.

Se tuvo que utilizar el recurso Peña Nieto para tratar de jalar algo de agua a su Molino, y la misma corrupción del mexiquense y las malas amistades que ha tenido no le ayudan.

Sin embargo no parece que el Grupo Atlacomulco esté desarmado y no tenga algunos recursos para reventarlos en la cara de Delfina y AMLO a unos días de la contienda y no dejarlos reaccionar.

La historia muestra que cada vez que AMLO siente que tiene todo el poder comete excesos y errores y con Biden y Trump ya en campaña, las noticias del imperio no van a ser amororosas.

El macuspano siente que todo es política interior y creo que obvia que Biden no puede usar a los mariners para ir por los carteles mexicanos que se apoyan mutuamente con Morena,

Y aunque hace un encendido discurso patriotero por si acaso, olvida que Biden o quien lo supla no ganarán la presidencia sino ultiman a los carteles mexicanos y no componen la migración.

Además, los republicanos fueron los primeros en otear que el gobierno mexicano está sangrando por el lado de la protección al narco y de su amor por el chavismo, y lo van a golpear.

En las elecciones de EUA México ya se convirtió en balón, y es obvio que el Presidente Biden es quien debe patearlo más duro, porque si no mete gol, pierden él y su partido.

Estoy especulando, pero me parece que el “Covit” del embajador Ken Salazar, es parte de una excusa para poderlo relevar y mandar a alguien con más experiencia en inteligencia militar.

Así que pese a la magistral comedia del enfermo ensarapado e insultado, y su condena al ñoqui que conforman Alazraky, Lozano, Ferriz, la historia tiene más episodios.

López Obrador en este momento se vuelve a sentir muy listo, siente que volvió a tomar la sartén por el mango, pero como dice la canción infantil: La rata vieja se quemó la cola y le quedó un rabito.