- El discurso del patriotismo y del Ogro Yanqui no parece que vayan a servirle a AMLO porque patearlo ya es materia electoral
Por Efraín Kleriga
@KlerigaE
Aunque Andrés Manuel López Obrador se siente el mítico Juan Escutia y cada que tiene que responder imputaciones amargas desde Washington se envuelve en la Bandera, parece que será una Manuel Antonio Noriega.
Nadie más que él ha dejado la víbora chillando con EU en materia de seguridad pública, y nadie más que él es responsable cien por cien de su fallida y sospechosa estrategia de seguridad que ha fortalecido a los carteles.
Y lejos de poderse arrojar envuelto en la Bandera, parece que ya trae lumbre en los aparejos y que el discursito de la soberanía le sirven de poco y actualmente la DEA investiga al dirigente de Morena y hasta a príncipes morenos.
No solamente es la Cámara de Representantes o senadores republicanos, también es el ex fiscal federal William Barr, quienes acusan al presidente López de “proteger” al crimen organizado con el argumento de la soberanía de México.
En la Cámara de Representantes de Estados Unidos se analiza ya una ley (H.J.RES 18) para permitir al Gobierno de EUA intervenir directamente en contra de los carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Del Golfo y los Zetas, donde estén.
La ley H.J.RES 18 autorizaría al gobierno de EU utilizar a la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, contra los responsables por el tráfico de fentanilo o sustancias relacionadas donde se encuentren, y autoriza el uso de la fuerza y la extraterritorialidad.
La ley considera que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, son grupos armados responsables del tráfico de fentanilo y cuya actividad y violencia causan desestabilización regional en el hemisferio occidental.
Lejos de tomar medidas urgentes, AMLO le hace al “tío Lolo” y utiliza su gastada táctica de tirar de leñazos y minimizar los hechos culpando a “un legislador de Texas, Dan Crenshaw, este senador, pues son de los que están en contra de México".
“Recuerden que él no quiere a su Patria, no quiere a su madre (sic que evita la mentada) porque éstos siempre están denostando a México para sacar raja electoral; entonces, los mexicanos que viven allá, que ya son ciudadanos estadounidenses (…) no se olviden de estas cosas, de estos agravios”, dijo con voz trágica.
El discurso no solamente está gastado, sino que las pruebas documentales en contra de él, de Morena, de varios generadores que usaron a la delincuencia para ganar sus elecciones, difícilmente van a esquivar el ramalazo con pura saliva.
Fue él, AMLO, quien cortó la Iniciativa Mérida mediante la cual no solamente había cooperación en materia de investigación de delincuencia organizada, sino equipo y capacitación para policías federales, estatales y la administración de penales.
Él, fue quien se aprovechó de la buena voluntad (raro pero cierto) de Donald Trump quien el envío al general Cienfuegos para que fuera juzgado en México y lo único que hizo fue exonerarlo y no dar mayores explicaciones del por qué.
Fue él quien emitió un decreto para impedir que la DEA pudiera tener agentes armados en México y fue él quien sacó el avión que utilizaba en México la policía antidrogas, y el que unilateralmente cortó la comunicación entre policías.
Él es quien ha repetido y repetido su lema de abrazos no balazos, mientras la violencia del narco ha logrado extenderse ser gobierno de facto de cientos de municipios de Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua, Nayarit, Sonora y, Tamaulipas, al menos.
Es López quien atacó e inutilizó en una elección legislativa irregular para manejar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, uno de los organismos que más presionaba tanto a la delincuencia organizada como al Ejército y las fiscalías.
Ha sido él quien ha calificado de seres humanos, gente trabajadora, a la delincuencia organizada y quien ha pedido respeto para el Chapo, y ha declarado que lo quiere traer a México para que purgue su condena, mientras entorpece la extradición de Ovidio Guzmán.
Y mientras el tráfico de fentanilo le cuesta la vida a miles de adictos allende el río Bravo; mientras los carteles manejan la migración ilegal hacia Estados Unidos, mientras en EU consideran que los cárteles podrían alojar terroristas, López sigue su discurso patriotero.
Mientras la DEA investiga al dirigente nacional de Morena y al menos a los gobernadores de Tamaulipas, Michoacán, Sonora, Nayarit y Baja California, y a 20 meses para finalizar su gobierno, las cifras oficiales marcan 149 mil homicidios y 50 mil desparecidos.
Todo indica que en su soberbia y su autismo político, López no se ha dado cuenta que patearle el culo a México y su Presidente ya se convirtió en materia electoral en Estados Unidos y bueno sería que recuerde lo que le pasó a Noriega.
El 20 de diciembre de 1989, a "Operación Causa Justa" llevó a la caída de Noriega, su encarcelamiento y la desaparición del ejército en Panamá.