- ¿Por qué se limita al sistema de salud, señor presidente? Vamos de una vez a construir la Nueva Dinamarca al pie de los volcanes que guardan el Valle de México.
Por Rogelio Ríos
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
No resistí la tentación, en este fin de año del 2022, de referirme a las promesas irracionales que insistentemente, en esta u otra conferencia de prensa mañanera, hace el Presidente López Obrador de que llegaremos los mexicanos a vivir “como en Dinamarca”.
En el nuevo sistema de salud que terminará de construir algún día su gobierno, el cual apenas va en la etapa de la destrucción de todo lo anterior y se le acaba el sexenio, el pueblo de México, después de cruzar el Desierto Neoliberal y sufrir plagas y enfermedades, arribará a la Nueva Dinamarca en las tierras del antiguo Aztlán para vivir feliz hasta el fin de los tiempos.
Ya se imaginarán ustedes quien ocupa el papel de Moisés en esta saga: “vamos nosotros a garantizar, como en Dinamarca, un sistema de salud de calidad para todos… es mi compromiso”.
La meta no es para el siglo 22, nada de eso: “el próximo año (¡2023!), a más tardar a finales, ya tendremos un sistema de salud pública como el de Dinamarca, y puede ser que mejor”, dice López Obrador en su papel de profeta del Antiguo Testamento.
Como fue el día 27 de diciembre cuando el presidente expresó lo anterior, descarto que nos jugó a todos una broma por el Día de los Santos Inocentes (28 de diciembre) y que hablaba en serio. Muy en serio.
Entonces, ¿por qué se limita al sistema de salud, señor presidente? Vamos de una vez a construir la Nueva Dinamarca al pie de los volcanes que guardan el Valle de México, aquí van una sugerencias de mi ronco pecho inocente apoyado en el Índice para una Vida Mejor de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos):
1) En la Nueva Dinamarca, el ingreso familiar per cápita en México superaría los 33 mil 774 dólares al año de los daneses (ingreso neto promedio ajustado per cápita; el promedio de la OCDE es 30 mil 490 dólares al año).
2) Más del 74 por ciento de los mexicanos entre 15 y 64 años de edad tendrían un empleo remunerado (el promedio de la OCDE es 66 por ciento) superando a los daneses.
3) Más del 82 por ciento de los adultos mexicanos entre 25 y 64 años habrían terminado la educación media superior, rebasando a los daneses (el promedio de la OCDE es de 79 por ciento).
4) El estudiante promedio mexicano obtendría resultados mayores a 501 puntos en lectura, matemáticas y ciencias en la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) superando a los daneses y al promedio de la OCDE (488 puntos). Las niñas mexicanas superarían por más de 9 puntos a los niños, como las niñas danesas.
5) Los mexicanos superarían el 85 por ciento de participación electoral danesa y dejarían atrás el promedio de la OCDE (69 por ciento), al tener partidos políticos y candidatos sólidos, competitivos y profesionales reunidos en una oferta política atractiva, como en Dinamarca.
6) Más del 95 por ciento de los mexicanos creerían que tienen a alguien en quien confiar cuando lo necesiten, dejando atrás de nuevo a los daneses y al promedio de la OCDE (91 por ciento), lo cual reflejaría un México que ha superado la polarización y los discursos de odio que caracterizan a la clase política mexicana, empezando desde la presidencia de la república.
Después de lo anterior, restaría solamente definir los detalles pequeños de la Nueva Dinamarca: una nueva bandera, el cambio de himno nacional, avisar a Estados Unidos y Canadá por aquello del TMEC y, por supuesto, armar una flamante Selección Nacional de Futbol que pueda disputar y ganar la próxima Copa Mundial, superando a los daneses.
¿A que le tiras cuando sueñas, mexicano, hacerte rico en loterías con un millón?, cantaba Don Chava Flores. Mejor no sueñes y levántate temprano, con sueños de opio sólo pierdes el camión.
¡Feliz Año Nuevo 2023!