- Enfrentarán un futuro laboral complicado y la educación debe apoyarlos para triunfar en él.

Por Juan Palacios
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Este viernes por la tarde, a las 18 horas, en el Museo Metropolitano de Monterrey hará la presentación del libro “Los jóvenes y el empleo”, El futuro que les espera, que en coautoría con el Maestro Roel Guajardo Cantú publicamos a principios del presente año.

En este libro señalamos que los jóvenes de hoy se enfrentan a un mercado laboral signado por la incertidumbre, ya es raro el trabajo en el cual podrían permanecer durante toda su vida laboral y las exigencias académicas van en aumento, pero no solo eso, sino que son cambiantes debido, precisamente a los avances tecnológicos que, en esta época, considerada como la 4° Revolución Industrial, se aplican casi de inmediato al ámbito laboral.

En este contexto cobran relevancia las palabras de Alvin Toffler, quien hace muchos años ya, dijera que el analfabeta del siglo XXI no sería aquél que no supiera leer y escribir, sino aquél que no fuera capaz de aprender, desaprender y volver a aprender, lo cual, vistos los resultados de las más recientes investigaciones neurocientíficas, no resulta nada sencillo.

Pero, regresando al tema, obvia decir que esta incertidumbre laboral se extiende hacia el fin de la vida productiva, el periodo de la jubilación, ya que si bien antes los gobiernos se hacían cargo de los pagos de estas, aún aunque fueran mínimas como en el caso de las pensiones del IMSS o del ISSSTE, corrían con cargo al erario o se sostenían en función de un esquema piramidal en el cual los trabajadores en activo pagaban de una u otra forma las pensiones de los jubilados.

Ya no más, el esquema de las Afores hace que cada persona se haga responsable de su jubilación, de ahí que seguramente los pagos que recibirán serán mínimos, ya que durante la vida activa se ahorra, cuando mucho, un monto inferior al 20 por ciento de los ingresos a menos de que se realicen aportaciones voluntarias al esquema para aumentar los ingresos en tiempos de jubilación. Independientemente de ello, el dinero ahorrado tiene un límite que puede no coincidir con el de la vida de las personas.

Pero, pese a que muestra ese panorama, el eje central del libro es la educación, se trata de responder a una pregunta básica: ¿cómo se debe formar a los jóvenes de hoy para enfrentar un mundo como el actual? En pocas palabras ¿qué se les debe enseñar?

La primera parte de la respuesta pudiera ser un tanto extraña, ya que lo primero que planteamos es que se debe enseñar a los jóvenes a comunicarse, de forma tanto oral, como escrita, en otras palabras, se les debe enseñar a leer y escribir de forma correcta, algo que debiera ser obvio pero que, visto la realidad actual, parece que se ha olvidado.

Esta comunicación no debe ser solo en español, también debe enseñarse a nuestros jóvenes lo que hoy es considerada la lengua franca del mundo, el inglés, así como en su momento fue el latín y como probablemente en el futuro puede ser otra lengua, hoy por hoy, los jóvenes deben aprender inglés.

Pero, lo anterior no es más que lo básico, a esos conocimientos deben sumarse los rudimentos de las matemáticas y el álgebra, el pensamiento algorítmico y, por supuesto, en el caso de los estudiantes de la educación media superior y superior, los conocimientos más avanzados de su campo de especialización.

Desde nuestra perspectiva, el proceso de aprendizaje debe realizarse en términos de la educación dual que se practica en Alemania o Suiza, con la finalidad de que los contenidos cobren un sentido más allá de temas a memorizar.

No hay que olvidar el hecho de que hoy, según algunos estudios realizados por distintas empresas responsables de analizar el mercado laboral, el 80 por ciento de los egresados de las universidades no son contratados por las empresas debido a que estas consideran que lo que aprendieron en las escuelas no es aplicable al trabajo real.
En otras palabras, muchos jóvenes son formados para un mundo laboral que no existe.

Porque, independientemente de los conocimientos que puedan ser obtenidos en las escuelas, los jóvenes requieren otro tipo de habilidades llamadas “soft skills”, que tienen que ver con la capacidad de liderazgo, comunicación, resiliencia y antifragilidad en los términos que esta última es planteada por Nassim Nicholas Taleb.

Hoy las alternativas de los jóvenes tienen que ver con trabajos altamente especializados o de escasa especialización, con toda una gama en el medio de esos extremos, pero también con posibilidades de “Uberizar” su economía o de convertirse en emprendedores.

En fin, este es apenas el inicio de un debate que tarde o temprano habrá de darse en el mundo educativo, un mundo que en muchos sentidos parece actualmente moverse con independencia de la realidad.

Se dice que el futuro es de los jóvenes, pero si no hacemos nada para cambiar la actual situación, el futuro que tendrán entre sus manos será un oscuro, poco amigable o como dice Serrat: "difícil, complicado y marrullero".