- Se ha desintegrado la identidad nacional de los Estados Unidos.

- Llevaría a la desintegración territorial y al surgimiento de varios USAs regionales (West Coast, East Coast, Southwest, etcétera).

Por Rogelio Ríos
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Siempre he pensado que la celebración del Día de la Independencia de Estados Unidos, el 4 de Julio, es un motivo de fiesta para todo el Continente Americano.

La influencia de la Revolución Americana de 1776 fue profunda, la joven república que nació entonces se convirtió en el modelo político a seguir para América Latina.

En este año 2022 lleno de incertidumbres, sin embargo, me pregunto constantemente lo siguiente: ¿Cómo vamos a celebrar a América (Estados Unidos) sin americanos? ¿A dónde se fue el “American Citizen” que siempre encontraba la forma de hacer lo correcto (“the right thing to do”, dicen en inglés? ¿Qué le pasó a mis queridos gringos que se transformaron en otras personas?

Mr. Smith ya no fue a Washington, se fue a la tiznada, y que me perdone Jimmy Stewart en su inolvidable película “Mr. Smith goes to Washington” (“Caballero sin espada” en español,dirigido por Frank Capra, 1939) que no me canso de ver una y otra vez: el idealista joven y apasionado que lucha contra la corrupción y el cinismo de los políticos nocivos de Washington.

Hoy es imposible filmar una película así, ya no queda idealismo para escribir un guión.

Digo que América está sin americanos no como un juego de palabras, sino como una vía para explicar lo inexplicable: la desintegración de la identidad nacional de los Estados Unidos, la cual quizá (“God forbid”, Dios no lo quiera) lleve a una desintegración territorial y al surgimiento de varios USAs regionales (West Coast, East Coast, Southwest, etcétera).

Desde México, el panorama es desolador: ya no hablamos, por ejemplo, con “un americano” para los negocios, la política, amistad y redes sociales, intereses deportivos o artísticos, sino con “etiquetas”: rojo, azul, pro choice, pro life, evangélico, católico, judío o musulman; negro, blanco, brown, hispano asiático y el debate sobre la teoría crítica de la raza; pro armas o pro regulación, pro 6 de enero o anti 6 de enero cuando el Asalto al Capitolio, pro Trump o anti Trump (¿o deberíamos poner a Trump en la categoría de culto religioso?

No se vaya, hay más: la República de California que en cualquier momento se declararía independiente de la Unión y especialmente de Texas, el estado con los políticos y la cultura política más rústica de los USA; los nativos americanos, de los cuales se acuerdan los políticos solamente cuando hay elecciones: los pro cambio climático y los pro petróleo (“Drill, baby, drill”); la educación universitaria ultra elitista y el abismo contra las universidades públicas, y el abismo contra los millones que no pueden acceder a una universidad (privada o pública); el techo de cristal imperturbable contra las mujeres: la exclusión de la comunidad LGBT; las redes sociales que son una vía de control, manipulación y vigilancia de las personas.

Hasta aquí la lista, pero podría seguir. No, no quiero consumir esta columna en una queja, sino compartir con ustedes mi duda profunda: si ya no existen más los “americanos”, sino los ciudadanos etiquetas, si de la democracia americana sólo queda la fachada (¿Han visto la Suprema Corte en estos días?), ¿qué va a pasar en América Latina cuando nos demos cuenta que nuestro gran referente, nuestro gran Villano Favorito, ya no existe más?

En adelante, ¿cómo manejarán México, Cuba, Venezuela, Nicaragua (por nombrar a la pandilla de cuates de la izquierda) sus relaciones no con uno, sino con varios USAs?, ¿Qué harán nuestros gobiernos cuando cierren por completo el envío de remesas y la entrada de inmigrantes, por ejemplo, en Texas y de ahí sigan otros estados?
Para disipar esas nubes negras, procederé a hacer una carne asada este 4 de julio, aunque sea lunes y viva en Monterrey, México, en honor a esa gran nación y su democracia e instituciones, hoy bajo asalto.

Brindaré, como mexicano, por los “americanos”, como siempre les he dicho y les diré con aprecio. Jefferson Smith, el personaje inolvidable de Jimmy Stewart en la película, sigue siendo un ejemplo: hay que hacer lo correcto, amigos gringos, ¡rescaten a su país!

¡Feliz 4 de Julio!.