- México no se rinde. Que nadie de un paso atrás.
Hoy no es un día cualquiera. Hoy, México duele, como dolió hace 32 años, aquél fatídico 19 de septiembre de 1985. Apenas tenía 15 años de vida, pero recuerdo el dolor de mis padres al ver el desastre y la enorme tragedia, que si bien la vieron por la televisión, sé que su corazón lloraba por todos los que perdieron algo, mucho o hasta la vida.
Hoy no es diferente. Me duele ver que no aprendimos de aquella vez, ni del 7 de septiembre pasado y que nunca vamos a prevenir como es debido.
Jamás, nadie, nunca, es imposible predecir un temblor… pero podemos hacer algo para reducir la tragedia.
¿Rezar?, ¿Orar?, pedirle al Cielo algo?... puede que libere el alma, pero no nos libra de dejarle todo a Dios. Lo que pudimos hacer para que la desgracia fuera menor, es cosa nuestra … Dios no tiene la culpa.
Familias enteras que no pudieron salir, gente atrapada que aún grita bajo los escombros, niños mirando entre los restos de hormigón y acero. Somos polvo y viento y a veces el viento lo disipa todo, pero jamás el recuerdo.
Trece horas, 14 minutos, 40 segundos fue la hora fatal. Unos segundos bastaron para desatar la furia de la Tierra. No estábamos preparados… la muerte no sabe de horas, ni de días; llega cuando tiene que llegar.
Hoy se vale extender la mano, dar sin ver a quien le das; apoyar sin distinción.
Habrá hogares donde nadie volverá, sofás en donde nadie descansará, habrá camas en las que nadie podrá soñar de nuevo.
Esta noche, abre un cuento, quédate en cualquier página y léelo en silencio. Hazlo por aquellos que esperarán en la puerta y que nadie cuidará sus sueños. Acaricia su cabeza desde la lejana quietud de tu espacio … hay quienes no tendrán un techo para dormir. Ellos te escucharán.
Destapa una cerveza por aquellos que no podrán volver a sentir el amargo sabor de su delicia.
¡Besa!, besa con ganas, con fuerza, con pasión a quien quieras… muchos labios quedarán desiertos de esa suave brisa que todo lo atrapa, que todo lo conforta.
Si estás con alguien, dale el más hermoso de todos tus abrazos… el más fuerte y el más suave a la vez, pero también el más firme, el más sincero, el que aprieta con la fuerza del corazón.
¡Da!, pero da con ganas, con todo lo que puedas.
Pon un cubierto más a tu mesa. Comparte por aquellos que hoy no cenarán, que mañana no comerán, por todos esos que esperan la solidaria presencia de la bondad.
Enciende una vela. Ponla bajo la imagen del Dios que profeses: de Jehova, de Jesucristo, de Mahoma, de Alá, pero pídeles a todos los seres omnipotentes que te escuchen y alivien tanto dolor.
Él te escuchará, alguien oirá. No todos pueden estar sordos, ni ciegos, ni mudos.
Me confortan muchas manos abiertas ayudando, dando, orando. Brazos que protegen hasta de la ira divina. Miradas que alivian, palmadas que energizan el cuerpo y lo reviven de las cenizas.
Hoy los juguetes están en silencio. Los parques sirven de refugio y morada para cientos, para miles, para muchos serán segundo hogar, el único.
Si quieres llorar, ¡Llora!, si puedes sonreír, sólo házlo para alegrarle el día a quien sufre. Jamás te rías de quien no puede defenderse ahora. ¡Contagia todo lo bueno que tienes y no dejes de ayudar!. La vida no se mide por lo que das, sino por lo que no has dado.
Si puedes, dona, ayuda, regala. Agarra tu carro y ve, llama a tus amigos y hermanos, porque ningún brazo está de más, ninguna mano debe dejar de apoyar al caído.
Somos polvo y viento… pero somos fuertes, mucho más que un sismo. Nadie nos detiene si miramos adelante.
Hoy por ellos, hoy por todos ellos que perdieron todo. Pero por encima de todo, por lo que ya no están.
No sé sus nombres, no sé sus apellidos, no sé dónde vivían. A los ausentes, a los caídos, a los que luchan para quitarle a los escombros un asomo de vida, a los que no se rinden ni aún vencidos… a todos los hombres y mujeres y niños y ancianos que jamás serán olvidados.
A todos ellos… México no se rinde, como el maestro Juchiteco que sacó la Bandera de entre los restos de una escuela tras el sismo en Oaxaca.
Ningún mexicano da marcha atrás. Es tiempo de darlo todo.